formacion de seguridad laboral 137

74 Octubre 2014 Articulo Tecnico Diversos estudios realizados ponen de manifiesto los excesi- vos costes que supone la CAE para las empresas. En la mayoría de casos, costes de difícil justificación y poco rentables. La CAE documental supone a las grandes empresas un apor- te de recursos humanos y económicos pues, en la mayoría de los casos, deben de realizar una labor de sensibilización e infor- mación a sus proveedores sobre qué y para qué es la Coordina- ción de Actividades Empresariales. La CAE documental para las pymes resulta en un alto por- centaje un hándicap para la gestión diaria de su trabajo, pues- to que deben de adaptarse a los procedimientos de cada em- presa ( software , requisitos, documentación variada) y no suelen disponer de recursos humanos suficientes para llevar a cabo ta- les gestiones. Genera un desprestigio de la verdadera función y finalidad de la prevención de riesgos laborales. Desvirtúa la labor tanto del Servicio de Prevención, como del técnico. Solemos convertir- nos en personas “non gratas” para personas poco familiarizadas con la prevención. Pedir, pedir, pedir… Con todo esto podemos decir que efectivamente hemos creado un monstruo. Pero todo lo que se crea puede ser des- truido. Sólo falta saber cómo. Posición de las empresas de PRLInnovación Todas las empresas que formamos parte de PRLInnovación es- tamos convencidas de que el único capaz de matar al mons- truo es el que lo ha creado, es decir, nosotros mismos. El cam- bio está en manos de las empresas y los Servicios de Preven- ción, como asesores en esta materia, debemos ser el motor que inicie ese movimiento. La posición de las empresas de PRLInno- vación es sencilla: Cambiemos el foco de lugar, apuntemos a las personas , no a la “supuesta tranquilidad” que nos da el intercambio de papeles. Pasemos del “control documental” a la “vigilancia en campo”. Ahí es donde están los trabajadores, sus riesgos y las medidas preventivas que persigue la CAE. Simplifiquemos. No vale el “pan para todos”. In- tentemos adecuar la CAE al entorno de trabajo y sus riesgos, diferenciando coordinación de vigilan- cia. Cada situación de concurrencia de actividades requerirá de unos medios específicos. ¿Por qué no acreditar la vigilancia documental con medios ya existentes y validados por la nor- mativa vigente?: certificado de auditoría legal, cer- tificado OHSAS, REA, auditorías internas… Revisemos, ya y sin miedo, nuestros Procedi- mientos Internos de CAE. Separemos todo lo que no es PRL e intentemos diferenciar la gestión en función del tipo de concurrencia de actividades, según se define en la normativa vigente. ¿Somos empresa principal? ¿Somos empresa titular? ¿Sólo compartimos centro de trabajo sin relación con- tractual? ¿Qué tipo de riesgos estamos tratando sería el maestro de ceremonias perfecto para la interpretación correcta y efectiva de lo descrito en el Real Decreto. Se entiende que la Inspección de Trabajo debe velar por el cumplimiento de la legislación vigente pero, en ocasiones, la di- ficultad de poder empatizar con el día a día de las empresas, máxime cuando hablamos de pymes, y la no especialización en el ámbito de la prevención de riesgos laborales de muchos de los inspectores, hacen que su forma de verificar la implantación de procedimientos de coordinación sea a través de la recopila- ción de registros, tanto de nuestros como de nuestras contra- tas, puesto que no vale con que cada empresa tenga sus pape- les, también deben de tenerlo los clientes. Las empresas, por miedo a una posible sanción o incluso a imputaciones legales, en lugar de intentar demostrar la eficacia de otros métodos al inspector, nos curamos en salud recopilando documentos aun- que este método sepamos que no es válido. Consecuencia: el monstruo crece. Consecuencias para empresas y trabajadores Todo lo descrito hasta ahora nos explica cómo nace y cómo se alimenta el monstruo pero ¿cuáles son realmente las conse- cuencias para nuestras empresas y trabajadores?: Utilizamos métodos poco efectivos en CAE documental, por lo que no conseguimos reducir la siniestralidad. La carga administrativa de la CAE hace que disminuya la pro- ductividad. Si, además, bajo el nombre de CAE no separamos la documentación sociolaboral que la empresa debe disponer (se- guros sociales, seguros de responsabilidad civil, etc.), el traba- jo administrativo de la persona que gestiona la CAE aumenta. Si la responsabilidad de CAE está vinculada al Servicio de Pre- vención/técnico de Prevención, dicha carga administrativa con- sume un alto porcentaje del trabajo, impidiendo el uso de otros métodos que pueden ser más efectivos para la protección del trabajador. Además, esto supone un hándicap para el objetivo de la prevención de riesgos laborales: la integración.

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