seguridad laboral 162

FORMACION EN PRL 53 Diciembre 2018 Más información: [email protected] Cuantas veces nos hemos preguntado después de una sesión formativa, ¿habré conseguido el objetivo marcado? Después de invertir tiempo preparando e impartiendo la formación, ¿habré podido llegar a todos los trabajadores? O lo más importante, ¿podrán en práctica las indicaciones aprendidas? ¿He creado co- nocimiento y motivación? Desde siempre he estado convencida de que el éxito de la formación en prevención pasa por el deseo real de cada traba- jador de cuidar de su propia seguridad y salud y contribuir, se- gún el nivel que ocupa en la empresa, a la mejora de las con- diciones seguras de trabajo. Es uno de los pilares base de la cultura preventiva ideal: dar en la diana y conseguir que la in- formación que se trasmita sea la necesaria y la formación sea su- ficiente y adecuada. Pero, ¿cómo se plasma esta esencia en una empresa donde el tiempo es literalmente oro? La formación impartida por técnicos internos ofrece grandes beneficios para los trabajadores y ventajas para la empresa. Los programas formativos diseñados parten de la base del profundo conocimiento de los puestos y centros de trabajo, pasan por el entendimiento de la madurez de la empresa y están enfocados no solamente en formar a los trabajadores en sus oficios sino ir más allá: ser el motor que dinamice a los trabajadores a querer tener seguridad y salud y capacitarles para ac- tuar a consecuencia. A los técnicos nos importan los resultados ya que vivimos diariamente las consecuencias de conductas inseguras: atendemos acciden- tes casi a diario y somos testigos del aumen- to de los casos de enfermedades profesiona- les en nuestras empresas, por no mencionar las acciones de las administraciones. Esto nos da un empuje para llevar las acciones formati- vas a la perfección. Los técnicos de empresa debemos tener por objetivo generar nuevas emociones hacia la formación en prevención. Los trabajadores que han recibido formación previamente, in- dependientemente del sector o actividad, tie- nen una idea preconcebida de formaciones poco acertadas y muchas veces aburridas; por otro lado, la empresa exige resultados des- pués de los recursos y tiempo invertidos. Debemos crear un doble filo de confianza en la formación preventiva: con los tra- bajadores y con la dirección. Cada departamento, y el de PRL no queda atrás, compiten constantemente por tener un hueco en la gestión del tiempo del trabajador y en los presupuestos de la empresa. Es impera- tivo aprovechar eficientemente los recursos y el tiempo dispo- nibles para la formación. Por esto, la necesidad de contar con una buena estrategia formativa, especialmente con los colecti- vos de trabajadores eventuales o por obra y servicio que vie- nen a nuestras empresas con un claro propósito: producir. La formación debe cumplir con los requisitos de la LPRL 31/1995, a la vez que aportar al trabajador conciencia para afrontar “a pos- teriori” la realidad de los malos hábitos adquiridos por la inercia de los tan arraigados clichés de “a mí nunca me ha pasado nada y llevo 20 años en esto, lo hago así desde siempre, soy inmune a esto y lo otro, etc.”, que se escuchan a diario. Es fundamental llevar a cabo un análisis de las necesidades formativas por puestos de trabajo y en función de lo exigido por convenios colectivos, unirlo a las necesidades de la empresa y priorizar. Responderse a la pregunta ¿qué puede hacer el téc- nico y qué debe ser impartido por formadores externos? Información necesaria y formación suficiente y adecuada: estrategias hacia la actuación ideal del técnico de empresa ARTÍCULOS 18Y 19 DE LA LEY DE PRL Iskra Vasileva Zarifova Técnico superior en PRL-Departamento de Seguridad y Salud en empresa sector náutico

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