Formación de Seguridad Laboral 172

49 Julio-Agosto 2020 Seguridad en catastrofes y emergencias Más información: [email protected] para los servicios de prevención de riesgos laborales frente al co- ronavirus, eran indicadas por el Ministerio de Sanidad. Entre ellas que los periodos de aislamiento preventivo a que se vieran some- tidos los trabajadores como consecuencia del virus SARS-CoV-2 serían considerados como situación de incapacidad temporal de- rivada de enfermedad común. En todo caso y en función de la naturaleza de las actividades y los mecanismos de transmisión en los primeros momentos, se establecieron tres escenarios de ries- go en los que se podían encontrar los trabajadores: exposición de riesgo, exposición de bajo riesgo y baja probabilidad de expo- sición. Conforme a estos escenarios, la gran mayoría del personal municipal se encuadraba dentro del último grupo. “Plan de Emergencias Municipal” Pero centrémonos en los servicios pertenecientes al área de se- guridad y emergencias municipales para saber, de manera gene- ral, cómo se protegieron. Con las primeras informaciones que fueron apareciendo sobre la gravedad de la situación a finales de febrero y las consecuencias que para Italia supuso los mo- mentos iniciales de la pandemia, desde la Unidad Técnica de Se- guridad y Emergencias valoramos el riesgo sanitario apoyándo- nos en nuestro “Plan de Emergencias Municipal” y cómo este recogía dicho riesgo. Ello nos permitió, en nuestro ámbito com- petencial, tomar unas primeras decisiones que fueron analiza- das y consensuadas en reuniones de urgencia donde se informó a todos los servicios municipales de cuál era la situación. Así, y con un claro fin preventivo, en los primeros días se rea- lizaron reuniones de trabajo diarias en las que se estudiaron y acordaron las pautas de actuación. Posteriormente, desde la Je- fatura de los Servicios de Seguridad y Emergencias Municipa- les se pusieron en marcha los mecanismos de análisis y valora- ción del riesgo sanitario derivado de la pandemia y cómo po- dría afectar este a sus servicios, pero sobre todo cómo se po- día proteger, en este caso, a los funcionarios de Policía Local, agentes de movilidad y a los bomberos del servicio de extinción de incendios y salvamento, pero también a los miembros de la agrupación de voluntarios de Protección Civil Municipal, la cual desarrolló una labor extraordinaria. En este sentido, en los días posteriores a la declaración del estado de alarma se dictaron diversas instrucciones y órdenes internas por parte de cada jefe de servicio en las que, de ma- nera obligatoria, se instaba a todo el personal a que se cum- plieran unas medidas de protección ante el coronavirus. Ha- bía que protegerlos en los turnos de trabajo, dotarlos de equi- pos mínimos de protección individual, implantar medidas para evitar contagios masivos en cada jefatura, etc. Por ello, y entre otras medidas, se prohibió el uso de los gimnasios que exis- ten en las diferentes jefaturas de Policía y Bomberos, así como el uso común de espacios como comedores u otras estancias; se prohibió la interacción de los miembros de los diferentes turnos con el fin de evitar contagios, realizándose los cambios de guardia observando las medidas de seguridad oportunas; en el servicio de bomberos se dictaron instrucciones de ac- tuación ante casos positivos de coronavirus como la utilización de EPIs adecuados al nivel II (NRBQ); se impartieron proto- colos y prácticas de colocación y retirada de EPIs; el personal de control de accesos contaría con EPIs adecuados; a los agen- tes de policía se les dotaría de EPIs individuales para las patru- llas diarias, además de instruirlos sobre cómo actuar ante per- sonas de riesgos; se impartieron charlas preventivas a los vo- luntarios; etcétera. Reducción de las consecuencias En resumen, creo que las administraciones locales han hecho todo lo humanamente posible con la información y los recursos disponibles y en nuestro caso, si bien es cierto que en Canarias la afección del coronavirus no ha sido tan devastadora como en otras comunidades, las decisiones que se han tomado en ma- teria de prevención de riesgos nos han permitido reducir, aun- que sea mínimamente, sus consecuencias. Pero no nos engañe- mos: nos ha tocado vivir una catástrofe sanitaria con graves re- sultados y pasará aún bastante tiempo hasta que recuperemos la “normalidad” como sociedad. Indudablemente, nos toca aho- ra saber hacia dónde debemos orientar nuestros esfuerzos pre- ventivos si queremos que la próxima catástrofe nos coja un po- quito más preparados.

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