Formación de Seguridad Laboral 173

PRL EN EL SECTOR sanitario 95 Septiembre-Octubre 2020 Más información: [email protected] Si fuese preciso, interrumpir la actividad dando por acabada la conversación hasta que la situación esté controlada. Valorar si es necesario avisar a otros profesionales del centro o personal de seguridad. Tomar precauciones, evitar tener objetos punzantes o con- tundentes a mano, así como la proximidad física excesiva. Evitar el contacto ocular prolongado, movimientos bruscos y dar la espalda. Prever un camino de huida así como la cerca- nía del dispositivo de alarma. Buenas prácticas tras una agresión: Proporcionar atención sanitaria rápida, valorando los daños físicos y psíquicos. Investigar todos los incidentes, hacer seguimiento e imple- mentar acciones correctivas. Ofrecer información sobre prevención y actuación en situa- ciones de agresión, además de asesoramiento jurídico y pres- tacional. Promover que los profesionales comuniquen y mantengan un registro de incidentes, participando también en la forma de evitar situaciones similares a futuro. Causas principales Hay algunos aspectos de especial interés contenidos en la monografía como, por ejemplo y a nivel de definiciones, la clasificación que da la OSHA de los actos de violencia que ocurren en el trabajo en función de la relación entre el agresor y la víctima, o las causas principales de las agresiones: casi la mitad se producen por discrepancias en la atención médica. En por- centajes inferiores, por el tiempo en ser atendido, por no pres- cribir lo propuesto por el paciente, en relación a la incapacidad laboral o por el mal funcionamiento del centro. La evaluación de riesgos en el lugar de trabajo debe tener en cuenta los factores que aumentan las probabilidades de violen- cia y acoso: esto quiere decir que no debe dejarse únicamente a los trabajadores el peso de la responsabilidad de resolver los conflictos y conductas violentas, sino que la organización y es- pecialmente sus directivos han de disponer de estrategias y pro- cedimientos para su afrontamiento y que el empresario tiene la responsabilidad de su prevención. En los últimos tiempos, una progresiva sensibilización, con- cienciación y movilización social están contribuyendo a cambiar decisivamente la visión de las múltiples modalidades de maltra- to laboral como cuestiones graves, urgentes y relevantes. Protocolos de prevención Muchas organizaciones ya disponen de protocolos o procedimien- tos de prevención y actuación frente a situaciones de violencia. La estructura básica de este tipo de protocolos o procedi- mientos es bastante similar: justificación, definiciones, objeto y ámbito de aplicación, procedimiento de actuación con las me- didas preventivas, investigación (a veces conlleva la constitución de una comisión o grupo de trabajo específico), medidas de ac- tuación, seguimiento y control, así como anexos, que incluyen un modelo de registro y funciones de los implicados. Desde la perspectiva prestacional, las lesiones físicas o psíqui- cas que pueda sufrir un trabajador a consecuencia de una agre- sión en su puesto de trabajo ocasionada por un tercero (en este caso, un paciente o sus familiares), debe ser considerada como accidente de trabajo con todo lo que ello conlleva, salvo que la misma no guarde relación alguna con la prestación laboral o esté provocada por motivaciones personales ajenas al trabajo. Por otro lado, se extraen algunas conclusiones inquietantes, como por ejemplo la sensación generalizada de que hay un gran conocimiento y difusión de los derechos del paciente pero que no son conocidos ni respetados los deberes del paciente y/o acompañantes, que la mayoría de las agresiones verbales o físi- cas que se lanzan contra los profesionales en centros sanitarios ni se registran ni se denuncian, o que en un tercio de los casos el agresor es reincidente. Ausencia de un registro unificado Recalcar también que en España no se dispone de un registro obligatorio unificado de agresiones a profesionales sanitarios y que, a pesar de que según el Código Penal vigente hay la posibi- lidad de que las agresiones a sanitarios que trabajan en el sector público puedan ser consideradas como delito de atentado con- tra la autoridad, hay muy pocas sentencias judiciales condenato- rias, dada la magnitud del problema. La gran mayoría de expertos coincide en que, para mejorar la detección y el manejo de situaciones de violencia, se debe im- pulsar y mantener la formación en prevención y actuación fren- te a las agresiones para todos los profesionales. Este tipo de for- mación puede reducir el número, la gravedad y las secuelas de los incidentes. Esta publicación, disponible en el Portal de Prevención de Asepeyo, pretende informar y aportar su grano de arena a los esfuerzos que, desde hace tiempo y en diferentes ámbitos, se están llevando a cabo para conseguir invertir las tendencias con el fin de lograr que las agresiones en centros sanitarios acaben siendo acontecimientos excepcionales o desconocidos, en el ca- mino hacia entornos de trabajo saludables.

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