Formación de Seguridad Laboral 178

/ Julio-Agosto 2021 32 calzado de seguridad y de protección Debemos seleccionar el tipo de EPI que se ajuste al nivel de riesgo evaluado Dependiendo del tipo y del nivel del ries- go presente en el entorno laboral, debe- remos seleccionar el tipo de calzado que se ajuste al tipo de riesgos (mecánicos, químicos, eléctricos, etc.) y al nivel que hayamos evaluado. En el ámbito del calzado laboral, de- terminados tipos de riesgos –como los derivados de la acumulación de cargas electrostáticas, el aislamiento de la elec- tricidad o la penetración de agua, entre otros– son cubiertos con requisitos adi- cionales que pueden exigirse a un calza- do destinado a ofrecer protección frente un tipo de riesgos de base, como puede ser la resistencia al deslizamiento (para todo calzado que e use como EPI) o pro- tección contra impacto en los dedos, en el caso del calzado de seguridad. En la selección de cualquier EPI de- beremos evitar caer en la subprotección de los trabajadores (lo que les dejaría expuestos al riesgo), pero también en la sobreprotección, ya que ello podría lle- var asociado una serie de molestias que hiciesen casi impracticable el uso del EPI. Un ejemplo de sobreprotección que suele encontrarse es el uso de un calza- do de seguridad según EN ISO 20345, en una actividad en la que no existe ries- go alguno de caída de objetos sobre el pie ya que en ocasiones se selecciona un mismo tipo de calzado para toda la plantilla, independientemente de los riesgos presentes en su tarea específica. El calzado debe adaptarse al trabajador y a las condiciones del lugar de trabajo Una de las consecuencias de que un EPI no esté debidamente seleccionado es que el equipo no se utilice, o que no se utilice durante toda la exposición al riesgo. Por ello, en la selección del cal- zado, es absolutamente indispensable que tengamos en cuenta las particulari- dades físicas del trabajador. En este ám- bito, debemos considerar la forma y el tamaño del pie de cada trabajador, para poder seleccionar la talla adecuada del calzado o, en casos especiales, recurrir a calzados especialmente adaptados u ortopédicos para trabajadores que lo necesiten. Por otro lado, si no tenemos en cuenta las condiciones de temperatura, hume- dad, carga física de la tarea, o incompa- tibilidad con las condiciones físicas del usuario, es posible que éste acabe por no usar el EPI, o por usarlo intermitente- mente, ya que a nadie se le puede exigir que soporte un martirio innecesario du- rante toda su jornada laboral, todos los días de su vida profesional. La ergonomía nunca ha sido un lujo En el caso del calzado, la importancia de cuidar el aspecto de la adaptación a las condiciones de la tarea y del trabajador resulta más patente que en otros tipos de EPI, si cabe. El calzado soporta todo el peso del cuerpo y si una persona que debe llevar calzado de uso profesional que le suponga una incomodidad exce- siva, es posible que acabe por decantar- se por otro tipo de calzado que sí que pueda llevar, aunque no le proporcione el nivel de protección que necesita. Es en este momento en el que el trabajador puede sufrir un accidente y podría estar detrás de una buena parte de los acci- dentes con baja que sufren los trabaja- dores en la zona del pie. El sector del calzado de uso profesio- nal es un ejemplo de un mercado en el que la selección del EPI se orienta en gran medida vía precio. La apuesta por la ergonomía y la innovación en materia- les que hacen muchos fabricantes –de forma cada vez más decidida– consti- tuye una de las mejores opciones que tenemos a nuestra disposición para me- jorar la protección de los pies y piernas de los trabajadores. No debemos olvidar nunca que un calzado que sea lo sufi- cientemente ergonómico como para que un trabajador pueda llevarlo durante toda su jornada laboral, ofrecerá la pro- tección prevista por el fabricante duran- te todo el tiempo que dure la exposición del trabajador al riesgo para frente al que utiliza el EPI.

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