Formación de Seguridad Laboral 178

calzado de seguridad y de protección amplitud suficiente en el ancho y largo para acomodación de los dedos, lige- reza, flexibilidad, suelas semirrígidas antideslizantes, que sea transpirable, amortiguación del impacto, sujeción de tobillo adaptable, contrafuerte estable y protegido, altura de pala adecuada, puntera redondeada, horma recta, ta- cón de menos de 3 centímetros, plan- tilla extraíble, protección de todo el pie y tobillo, que nunca sean abiertos o sin sujeción. Estos requisitos, además de proteger nuestra salud de accidentes en la jor- nada laboral, evitan lesiones a largo plazo en pies, tobillos, rodillas, piernas, caderas y espalda. Asesórate con un profesional: visita a tu podólogo Es por ello que su elección es un tema trascendental, tanto en trabajadores con pies sanos, como con patología po- dológica presente. Los responsables de prevención de riesgos buscan la mejor elección al modelo concreto específico para cada puesto laboral y los podólo- gos colaboran en la mejor adaptación de los pies, sanos y enfermos, al mis- mo. Así, aúnan criterios y trabajan en virtud de la salud de los trabajadores. Debemos concienciarnos del cuida- do periódico de nuestros pies como herramienta imprescindible de trabajo visitando con regularidad al podólo- go (como mínimo dos veces al año) y vigilando el buen estado de nuestro calzado. Si presentamos patologías (diabetes, insuficiencia venosa, artritis, artrosis, psoriasis, obesidad…), esta frecuencia debe aumentar, en función del tratamiento y la vigilancia ha de extremarse para evitar complicaciones derivadas de las mismas. Un calzado laboral adecuado y un buen cuidado podológico nos permiti- rán cumplir con nuestros objetivos la- borales y también cuidará de nuestra salud y la de nuestros pies durante toda la vida laboral. / Julio-Agosto 2021 43

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