Formación de Seguridad Laboral 182

/ Marzo-Abril 2022 58 seguridad laboral en control de plagas y en gestión de residuos H i storia del control de pla- gas y su relación con los riesgos laborales. Los tratamientos de control de plagas, en concreto de control de roedores, han estado históricamente marcados por la utilización de productos químicos. Desde antes de 1940, los rodentici- das contenían metales pesados como el arsénico y talio o venenos como la estricnina. Este tipo de productos se pre- sentaban en polvo o incluso en estado gaseoso, lo que aumentaba el riesgo de exposición laboral del personal que rea- lizaba el tratamiento. Entre la década de 1940 y 1950 se em- pezaron a utilizar los primeros tipos de rodenticidas anticoagulantes, conocidos como rodenticidas de primera genera- ción. Esta tipología de producto actúa inhibiendo la actividad de las enzimas del ciclo de la vitamina K en el hígado de los mamíferos, incluido el del ser huma- no, y causa una reducción proporcional a la dosis de la síntesis de los factores coagulantes. Con la llegada de los rodenticidas de segunda generación, se permitió que actuasen de forma más potente, debida a su mayor afinidad con la vitamina K. La bromadiolona y el difenacum fueron los primeros compuestos de la segunda generación introducidos en el mercado, siendo los más potentes el brodifacum, flucomafeno y difetialona. La reclasificación de la peligrosidad de los rodenticidas anticoagulantes y su regulación. La aparición del reglamento (CE) nº 1272/2008 que modifica el reglamen- to (CE) nº 1907/2006 y sus posteriores modificaciones sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas (CLP) y el Reglamento (UE) nº 528/2012, que regula la comercia- lización y el uso de biocidas (BPR), establecieron las bases de peligrosi- dad y uso de los rodenticidas a nivel europeo. La clasificación de los rodenticidas anticoagulantes con las frases H360D –“puede dañar el feto, y por lo tanto, clasificado como tóxico para la repro- ducción categorías 1A y 1B (CMRs)” y con la frase H373– “provoca daños en los órganos (sangre) tras exposiciones prolongadas o repetidas (para concen- traciones iguales a mayores a 0.003% o 30 ppm)”, además de la creación del nuevo “registro de biocidas” en base al BPR, han definido los riesgos y medi- das preventivas a tomar en cuanto a la aplicación de productos rodenticidas anticoagulantes, así como las medidas preventivas que se deben tomar para evitar la exposición de los técnicos de control de plagas a dichos productos. La limitación del uso de rodenticidas anticoagulantes a tratamientos máxi- mos de 35 días y, solo en aquellos ca- sos en los que hubiese sido probada la actividad de roedores, ha disminuido igualmente el tiempo y la posibilidad de exposición. Desde el punto de vista de la expo- sición laboral, la limitación de su uso, la nueva clasificación, la limitación de concentración y las medidas de preven- ción recomendadas, además del uso de formatos en bloques sólidos o geles, han disminuido la posibilidad y forma de contacto de los técnicos de control de plagas con los rodenticidas anticoagu- lantes de forma exponencial. La exposición a este tipo de produc- tos por parte de los técnicos de control de plagas en su aplicación –bien sea en sistemas de alcantarillado, dentro o alrededor de edificios y/o en zonas abiertas– era generalmente por contac- to o por vía parenteral (al presentarse en modo sólido como bloque o en gel) con lo que el utilizar la vestimenta, y guantes adecuados, son una medida eficaz de protección. Otra posibilidad de exposición es la digestiva, por lo que unos protocolos adecuados de higiene una vez realizado el tratamiento, disminuye la posibilidad de entrada en el organismo. La evolución de la PRL en los tratamientos de control de plagas con rodenticidas anticoagulantes A bel M asero G erente S ervicio de P revención M ancomunado de A nticimex E spaña

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