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96 Octubre 2017 PRL EN EL SECTOR sanitario Más información: [email protected] Seguro que puede rememorar cómo huele un hospital. Exacto, a desinfectante. La me- moria olfativa es una de las más potentes del cerebro humano porque está relacionada con el sistema límbico del cerebro que dota a es- tos recuerdos de carácter emocional. Pero ¿qué impacto tiene en los pacientes, familia- res y personal sanitario el ambiente que respi- ran en un centro hospitalario? ¿Es suficiente el olor a desinfección? Según datos de la OMS (Organización Mun- dial de la Salud), el tratamiento y la atención de cientos de millones de pacientes en todo el mundo se complica cada año a causa de in- fecciones contraídas durante la asistencia mé- dica. Por esta causa, los pacientes empeoran, deben permanecer más tiempo en el hospital, quedan discapacitados por un largo periodo o incluso mueren. Además de la pérdida de vi- das humanas, esta situación genera una carga económica adicional para los sistemas de salud. Ante esta situa- ción, la OMS establece normativas estrictas referentes a la hi- giene de manos, utensilios, materiales e instalaciones médicas. Pero, ¿qué hay del ambiente? Actualmente, los servicios de salud han puesto el foco en este tema con el objetivo de minimizar la diseminación de microor- ganismos y recuperar patógenos potencialmente causantes de infecciones relacionadas con la asistencia en salud. Diversos es- tudios revelan que las superficies limpias y desinfectadas consi- guen reducir cerca de un 99% el número de microorganismos, pero si el ambiente no está limpio es insuficiente. Hay eviden- cias que revelan por ejemplo, la existencia de trasmisión de in- fecciones por rotavirus, que sobreviven en el aire hasta 12 días y Cándida spp, que puede sobrevivir horas. Un estudio sobre calidad del aire realizado por el PHS Serkonten revela que el ambiente en los espa- cios cerrados está de media 5 veces más con- taminado que el exterior. Si tenemos en cuenta que un adulto respira de media 10.800 litros de aire al día y que los gérmenes que emitimos en un estornudo, por ejemplo, pueden llegar a de- splazarse hasta 50 metros, no cabe duda de que la calidad del aire que respiramos, sobre todo en un entorno hospitalario, nos afecta. En el ambiente de los hospitales, además de las moléculas de olor que hay en otros lugares cer- rados y que proceden de las cocinas, baños, etc.; hay moléculas de desinfectantes, tratamientos agresivos como quimioterapias o de desechos humanos, como vómitos. También hay en el aire compuestos orgánicos volátiles que provienen de la pintura, las alfombras, el suelo, la fibra de vid- rio de los aislantes y, por supuesto, todo lo que proviene de la calle y que entra o bien por puer- tas y ventanas, o en la suela de los zapatos. ¿A qué huele un hospital? Gema Priego Responsable de Calidad, Medio Ambiente y PRL de PHS Serkonten

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