FSL-LATAM_006

26 Segundo semestre 2018 nes de voluntarismo con “la gura” de envío de bienes innece- sarios a lugares afectados por desastres, al menos desde 1953 4 . ¿Organizaciones voluntaristas, o personas voluntaristas? En realidad ambas. La actitud voluntarista puede darse tanto en “organizaciones de ayuda” como en personas. Para hacer el análisis, la gura 1 muestra dos elementos que caracterizan la respuesta a emergencias y desastres: su nivel de organización previa al evento (institucionalización), y su grado de iniciativa para intervenir en el evento (espontaneidad). Se describen cuatro grupos, organizaciones o tipos predomi- nantes de respuesta, según se describe: Grupo 1: alta espontaneidad y baja institucionalización. Altísimo riesgo de voluntarismo con acciones temerarias, reali- zando generalmente intervenciones dañinas para los afectados. Gran parte de la respuesta se basa en “buenas intenciones” e improvisación, generando muchos “segundos desastres”. Re- cordemos que en el incendio de Valparaíso (Chile, 2014) se tuvo que restringir el acceso de voluntarios voluntaristas 5 . Hay que reconocer que varias organizaciones que poste- riormente se institucionalizaron partieron desde aquí y fue- ron evolucionando en su madurez hasta llegar a mejores nive- les de respuesta. Sin embargo, debemos estar conscientes que este estadio de desarrollo organizacional/personal no es bue- no ni deseable. La recomendación para quienes se encuentren en este grupo es no actuar por su cuenta, sino que vincular- se a otra organización idealmente del grupo 3 que describire- mos a continuación. gumento de “soy voluntario”, aunque realmente debería decir “soy voluntarista”. Falta de equipamiento : el trabajo en emergencias requiere contar con un equipo adecuado. Por ejemplo, en desastres se requiere una capacidad de autosu ciencia –al menos– para re- fugio, alimentación y agua. En muchos desastres equipos volun- taristas han llegado a tomarse el agua de los afectados, comer- se su comida y usar sus refugios. Desconocimiento del daño de sus acciones y aquellos ries- gos presentes en el área afectada : una adecuada respuesta re- quiere conocer y tener algún tipo de relación previa con la zona afectada. Requiere interactuar con todos los involucrados en el evento, así como un conocimiento mínimo de la cultura y los riesgos locales presentes. El desconocimiento de esto puede lle- var a la toma de riesgos desmedidos o la aplicación de técnicas dañinas para los afectados. ¿Por qué surge el voluntarismo? Sencillamente existirían varias respuestas. Por ejemplo, un experto en redes neuronales po- dría argumentar que nace por activación de las “neuronas espejo”, las que estarían involucradas en emociones de empatía o compasión. Un psi- cólogo social podría decir que el voluntarismo surge por “in uencia social” cuando una perso- na siente la necesidad de ir –o hacer– lo que otras personas están haciendo. Desde el psi- coanálisis podríamos comprender el fenómeno como una “pulsión” llamado furor curandis , la cual –en simple– es un impulso difícilmente poster- gable de hacer todo lo posible por ayudar, sin necesariamente saber lo que se hará. Sin em- bargo, sea cual sea el marco comprensivo, está claro que el voluntarismo genera grandes con- diciones de riesgo, además de ser nefasto para quienes reciben la “ayuda”. Ejemplos de ello los podemos encontrar en la respuesta al atenta- do de las “Torres Gemelas” 2 o en el terremoto de Chile en 2010 3 . Complementariamente, Hol- guín-Veras describe como han aparecido accio- Figura 1: Clasi cación de la respuesta a emergencias desde la caracterización de quienes la realizan. SEGURIDAD EN CATASTROFES Y EMERGENCIAS

RkJQdWJsaXNoZXIy MzA3NDY=