Si eres teleoperador, debes conocer los riesgos de tu profesión

Gertrudis Bujalance

El sector de los profesionales de la voz incluye a los locutores, cantantes y actores, pero también a los docentes, monitores, guías culturales, camareros o cualquier otro trabajo que implique el uso continuado de la voz a lo largo de varias horas. Este grupo incluye al teleoperador, expuesto a una serie de riesgos laborales que te explicamos a continuación.

Teleoperador: qué es y qué hace

En nuestra era de la información, los servicios digitales de atención automatizada, las redes sociales y las aplicaciones móviles ofrecen la posibilidad de hacer gestiones simples sin necesidad de mantener contacto con un empleado humano. Ante la circunstancia de tener que acudir a organismo o empresa, el 80% de las personas elige hacer el trámite por teléfono, priorizando la inmediatez frente a las perspectivas de aguardar una contestación por correo electrónico o pasar un buen rato tecleando en un chat. Por este motivo, un número creciente de entidades tiene un centro de atención telefónica o centro de llamadas a disposición del público.

Un teleoperador es un profesional especializado en atender a usuarios o clientes a través de un canal telefónico. El teleoperador es una pieza básica del canal de atención al público. El objetivo de dicho perfil es encauzar las preguntas o dudas con la mayor prontitud y amabilidad. Adicionalmente, también puede encargarse de tramitar y solucionar las reclamaciones.

Principales riesgos de la profesión de teleoperador

  1. Lesiones musculoesqueléticas debidas a la repetitividad de movimientos y a las posturas estáticas.
  2. Complicaciones auditivas por el volumen excesivo de los cascos.
  3. Daños en cuerdas vocales por las largas horas de uso de la voz.
  4. Estrés por la exigencia de coordinación de tareas mentales y excesos de información.
  5. Riesgos psicosociales por la interacción constante con un público a menudo agresivo.

Medidas preventivas en centros de atención telefónica

En este sentido, conviene adoptar estrategias de prevención de patologías y complicaciones de origen laboral que puedan resultar de las prácticas oficinescas poco saludables.

    • Aplicar la normativa de adjudicar un espacio de 2 metros cua­drados a cada teleoperador, invariablemente, sin pretender reduciendo en base al número de trabajadores de la empresa.
    • Configurar el lugar de trabajo en base a la ergonomía: objetos físicos (mesas, sillas, auriculares, ordenadores) adaptados a las características cada empleado, minimizando los riesgos musculoesqueléticos
    • Atención a la posición corporal sobre el asiento, priorizando la columna vertebral recta y paralela al respaldo.
    • Habilitar el espacio de trabajo para que el nivel de ruido no supere los 55 decibelios, el estándar máximo para no interferir las conversaciones próximas.
    • Mantener el volumen de los auriculares a la mitad del máximo nivel de potencia, impidiendo una exposición continuada al ruido que pueda dejar secuelas físicas.
    • Garantizar una iluminación adecuada que reduzca al mínimo la fatiga visual y postural de los teleoperadores
    • Utilizar tecnologías de amplificación de la voz, herramienta básica de los teleoperadores, evitando la sobreutilización e impartiendo técnicas para una correcta utilización.
    • Organizar pausas laborales a intervalos regulares para aligerar la carga de trabajo, siendo lo idóneo un descanso de diez minutos cada hora