Cuando estos días hablamos de héroes nos vienen a la mente algunos colectivos: sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad, vigilantes de seguridad privada, trabajadores del sector de la limpieza… Pero la crisis del COVID-19 también tiene que ver con los conductores profesionales, gracias a los cuales muchos ciudadanos podemos permanecer en casa.
Nuevas circunstancias, nuevos riesgos
A las circunstancias habituales a las que están sometidos, el COVID-19 ha generado no pocos problemas a los conductores profesionales. Recientemente, uno de ellos comentaba que, por motivos de seguridad, ni siquiera se le permitió entrar al servicio de una empresa a la que llevaba mercancía.
Pero, ¿cuáles son los riesgos psicosociales asociados al COVID-19 que más afectan a los conductores profesionales? Principalmente, se podrían agrupar en dos:
- Referentes a la organización. Afectan a la política y la filosofía de la empresa, a su cultura y a las relaciones laborales.
- Referentes al trabajo. Están relacionados con las condiciones del empleo, la concepción del puesto de trabajo y la calidad del mismo.
Los riesgos psicosociales tienen una serie de características peculiares. Son difíciles de cuantificar, se relacionan con otros riesgos, se extienden en el tiempo y el espacio y no suelen conocerse dentro de las empresas, algo que lleva a que, en muchos casos, no se entiendan del todo bien.
Factores psicosociales son el estrés, la ansiedad, la violencia laboral, la inseguridad en el trabajo o los conflictos que se producen entre la vida familiar y la laboral. Y en este periodo muchos de estos factores están aflorando debido a causas como:
- Restricciones de la movilidad en general.
- Variaciones en las condiciones de trabajo en función de si el conductor profesional es autónomo o asalariado por cuenta ajena. O si transporta mercancías esenciales o no esenciales.
- Escasos lugares para descansar, asearse o alimentarse.
- Posibles familiares o amigos que están sufriendo las consecuencias de la pandemia.
- Sobrecargas de trabajo.
- Inseguridad laboral y merma económica.
¿Qué hacer en estos casos?
Desde el Instituto de Movilidad Sostenible nos indican una serie de consejos con el fin de gestionar los riesgos psicosociales que el COVID-19 pueda generar a los conductores profesionales. De esta manera, podrán llevar a cabo su labor con mayor seguridad.
- Descansar correctamente, aprovechando las horas de sueño y evitando el uso de pantallas antes de irse a dormir.
- Comer sano e hidratarse a menudo. Marcarse unos horarios de comida y respetarlos.
- Reducir el consumo de alcohol, tabaco y cualquier otro estimulante.
- Planificar la ruta, teniendo en cuenta las posibles restricciones, horarios de apertura de zonas de descanso, parques logísticos, etc.
Sobre los aspectos psicológicos, a pesar de la situación actual, tanto la empresa como el conductor no deben marcar metas inalcanzables que puedan llevar a asumir riesgos mayores de los habituales en la conducción.
Atención constante
Finalmente, un aspecto de máxima importancia para este colectivo es la atención constante. Según la directora del Instituto de Movilidad Sostenible, Efa Rimoldi, “donde está la atención es donde está la acción”. Por ello, es esencial dejar todas las preocupaciones fuera del vehículo y concentrarse solamente en aquello que tiene que ver con la conducción.
Es muy importante mantener una posición correcta al volante. Al respecto, una posición erguida facilita la respiración, algo fundamental para asegurar la plena consciencia del cuerpo y que la conducción sea más responsable.
