Raúl Edgardo Gllende
Raúl Edgardo Gllende Gerente Regional de Seguridad, Salud y Ambiente Intercement

¿Cero accidentes o cero fatalidad?

cero accidentes

Es una gran pregunta la que da título a este artículo y también conlleva a varios paradigmas del mundo de la seguridad. Si uno hace esta pregunta en el mundo empresarial y a los especialistas de seguridad principalmente, la respuesta sería ambas pero, ¿es esto posible? Si lo fuera, ¿es la misma estrategia a aplicar en ambos casos?

Y aquí es donde nos encontramos con el primer paradigma y es la pirámide de accidentes (pirámide de Bird o Heindrich).

No voy a explicar mucho la pirámide ya que es muy conocida por los colegas, pero en resumen establece una proporcionalidad entre los diferentes tipos de eventos que ocurren en una organización (cuasiaccidentes, accidentes sin pérdida de días, con pérdidas hasta una fatalidad) y la creencia de que, gestionando todos los eventos de la pirámide, se produciría la reducción de los accidentes y por ende de las fatalidades.

Y digo creencia (la cual en algún momento de mi carrera profesional también sostuve), ya que no está demostrado que realmente esto pueda ocurrir.

Recordar que la tasa de frecuencia de los accidentes no fatales disminuye cuando los fatales se mantienen casi en el mismo nivel.

Es más, en el año 2012, en el Foro de Prevención de Accidentes Fatales que tuvo lugar en la Universidad Indiana de Pensilvania, se presentó un trabajo de investigación liderado por BST (Behaviour Safety Technology) donde participaron compañías globales como Exxon, Shell, BHP Billiton, etc. que buscaban una explicación a por qué a pesar de tener índices de frecuencia muy bajos, seguían teniendo fatalidades.

Adicionalmente, de mi experiencia profesional lo que puedo decir, es que un foco fuertemente basado en la reducción del índice de frecuencia genera:

  1. Presión creciente en la clasificación de los accidentes en lugar de la causa de los mismos (lo que importa es la estadística).
  2. Temor al reporte de eventos (silencio organizacional).
  3. Falta de credibilidad en el sistema.
  4. Los accidentes fatales siguen ocurriendo.

Para mayor estudio, recomiendo leer el libro “Risky Rewards: How Company Bonuses Affect Safety” de Andrew Hopkins.

Volviendo al Foro de Fatalidades, las conclusiones presentadas en él fueron justamente que no todos los eventos que le ocurren a una organización tienen el potencial de escalar a una fatalidad. Es más sólo el 20% de dichos eventos son aquellos que tienen dicho potencial y, por lo tanto, la estrategia debería ser trabajar primero sobre ellos para poder reducir la probabilidad de una fatalidad y luego sobre el resto y no darles a todos la misma jerarquía (atacar la base de la pirámide).

También en Europa se ha planteado el mismo enfoque. El ICSI (Instituto por una Cultura de Seguridad Industrial de Francia) plantea el concepto del diamante de la prevención. Es decir, aquellos eventos que por su potencialidad vale la pena gestionar para prevenir la ocurrencia de una fatalidad o accidente grave.

Por lo tanto, es necesario un cambio de enfoque en la gestión si queremos ser efectivos en la eliminación de los eventos de alto potencial de daño (Severity Incident & Fatalities, SIF en inglés).

Y aquí el segundo paradigma que está muy vinculado con lo anterior: si atacar la base de la pirámide no garantiza eliminar las fatalidades, es obvio que tenemos que implementar dos estrategias diferentes y como toda organización tiene recursos limitados. Entonces, ¿a qué le damos prioridad?

Esto es una pregunta que cada organización debe hacerse y depende del nivel de madurez, pero en líneas generales lo obvio sería en primer lugar definir e implementar una estrategia para eliminar los accidentes fatales a través de entender su mecánica de ocurrencia, y una vez controlados los mismos, avanzar con los eventos de bajo potencial de daño ya que el camino inverso (camino tradicional) no garantiza que tengamos éxito como hemos explicado a lo largo del artículo.