Gloria María Morgan Torres
Gloria María Morgan Torres Consultora internacional y docente de cátedra

Desafíos de la prevención en el mundo del trabajo, una perspectiva global

Ante los desafíos de la prevención, son indispensables nuevas estrategias y enfoques preventivos para enfrentarse a las transformaciones del mundo del trabajo

Mundo digital

Es indiscutible que la globalización trae impactos en las dimensiones de la vida del hombre como la económica, la social y la cultural: las continuas transformaciones de la economía y el mundo del trabajo conllevan grandes retos para los organismos internacionales, no siendo diferente para quienes batallan por el trabajo decente y por la seguridad y salud en el trabajo (SST), lo que constituye uno de los desafíos de la prevención.

Nos encontramos ante la aparición de riesgos emergentes, nuevas patologías y lesiones del trabajo, una legislación en SST en los países poco alineada con los cambios, las bajas habilidades y competencias gerenciales, etc.

Para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030 se requiere aunar esfuerzos de forma que se logre un futuro próspero en prevención de riesgos laborales. Para ello, entre los desafíos de la prevención será importante mejorar la fiabilidad de la información, formular políticas, sistemas, programas y medidas preventivas que respondan a las necesidades de los países. Pero de igual forma, son indispensables las estrategias y modelos preventivos ajustados a los cambios del mundo del trabajo.

Colombia está da pasos con la creación de políticas públicas al respecto y con el aumento en la inversión en materia de transformación digital y de los incentivos para ciencia, tecnología e innovación. La creación de un “Centro para la Cuarta Revolución Industrial” en Medellín busca cooperación para el desarrollo de principios y políticas que aceleren la aplicación de la ciencia y la tecnología en el ámbito global. Se trata de contar con escenarios que generen discusión alrededor de las cuestiones éticas, valores y la regulación de las tecnologías, involucrando a las partes interesadas e incluyendo a los entes reguladores para desarrollar marcos normativos que puedan ser aplicados a las industrias.

Un mundo del trabajo que se transforma

La globalización ha traído consigo modelos productivos caracterizados por la diversificación de los tipos de contrato y cadenas de suministro fragmentadas, que paralelamente con los avances de las comunicaciones, la innovación, el paso a la economía digital y colaborativa o de plataformas y la automatización, demandan flexibilización y nuevas formas de organización del trabajo, ocupaciones versátiles y acondicionadas.

La corriente actual de los cambios tecnológicos conocida como «la Cuarta Revolución Industrial» se basa en logros de las corrientes anteriores del cambio tecnológico para producir crecimiento exponencial sin precedentes de la productividad. La automatización coexiste con las tensiones generadas por la competitividad en el contexto de la globalización mundial, en donde las empresas son presionadas para aumentar la productividad y reducir los costos. Es así como la competitividad impulsa a la automatización y la fragmentación de los sistemas productivos con el consecuente ahorro de mano de obra y supresión de puestos.

Se habla de una revolución digital que creará competencia física y cognitiva con los seres humanos, en donde los empleos más difíciles de automatizar persistirán, tales como aquellos que dependen de competencias cognitivas elevadas e interpersonales y la creatividad.

Todo lo anterior ha generado perspectivas de desarrollo económico, prosperidad y avances sociales, pero igualmente, han traído consigo consecuencias tales como el desempleo y el subempleo con énfasis en la población joven, las mujeres y la población migrante. También ha dado lugar a la exclusión, formas atípicas de empleo, disminución de la calidad del empleo y situaciones en las cuales no se respetan los derechos fundamentales de la mano de obra.

Por otra parte, con las transformaciones aparecen nuevos riesgos que, sumado a los cambios demográficos de la fuerza de trabajo -tales como el envejecimiento- inciden en la salud y el bienestar de la población laboral.

Pero adicionalmente existen preocupaciones relacionadas con los cambios climáticos y el acceso de la población mundial a la protección social adecuada, por cuanto se estima que sólo el 27% de la población mundial cuenta con ella; además, no son menores las preocupaciones ligadas a la sostenibilidad y adaptación de la misma, hasta en los países más desarrollados.

Perspectivas de la prevención para los nuevos escenarios

Sin lugar a dudas, entre los nuevos desafíos de la prevención son indispensables nuevas estrategias y enfoques proactivos y preventivos en seguridad y salud para enfrentar las transformaciones del mundo del trabajo, ligados a los nuevos tipos de relaciones laborales, los contextos flexibles, informales y atípicos, el envejecimiento de la población, la interacción de los seres humanos con los robots y la inteligencia artificial, entre otros.

Los expertos internacionales concluyen que la prevención tiene grandes retos, de forma que se invita a considerar una visión unificada con movilización de diversos actores sociales, partiendo de modelos holísticos integrales caracterizados por ubicar en el eje central a las personas, que contemplen los factores que amenazan su bienestar. Es indispensable que las organizaciones incorporen la seguridad y salud dentro del plan de negocios, partiendo de la premisa que la producción de bienes y servicios depende de la salud y bienestar de la población trabajadora.

Al respecto, la Asociación Internacional de Seguridad Social AISS considera que dicho abordaje debe tener en la mira tres elementos:

La gestión técnica de los riesgos que reduce la incidencia de los accidentes y enfermedades laborales.

La promoción de la salud encaminada a reducir los riesgos relacionados con las enfermedades no transmisibles a partir del control sanitario, el diagnóstico temprano y la intervención.

Las medidas que favorezcan el regreso al trabajo, tales como la rehabilitación temprana para prevenir la exclusión.

Para la AISS los accidentes y enfermedades laborales son prevenibles si se consideran las siete reglas de oro de la Campaña 2017 “Visión Zero”:

1) Asumir el liderazgo-demostrar el compromiso.

2) Identificar los peligros-evaluar los riesgos.

3) Definir metas-elaborar programas.

4) Garantizar un sistema seguro y saludable-estar bien organizado.

5) Velar por la seguridad y la salud en las máquinas, equipos y lugares de trabajo.

6) Mejorar las cualificaciones-desarrollar competencias.

7) Invertir en las personas, motivar a través de la participación.

Con los cambios demográficos y la ampliación de la edad de retiro, es necesario que se estimen estrategias de formación y capacitación adaptadas para adquirir y transferir competencias y conocimientos, de manera que garantice la cultura prevención sostenida a lo largo de la vida laboral lo que supone otros de los desafíos de la prevención

Por otra parte, se reconoce el gran potencial que tiene la investigación para generar conocimiento y validarlo y, en este caso, podría apoyar el desarrollo de modelos de gestión adaptados a los nuevos escenarios, de herramientas fiables para la evaluación de los riesgos y su caracterización, para medir los beneficios de la gestión preventiva implementada que propicien la prevención durable de los accidentes y enfermedades laborales, etc. En un contexto de evolución tecnológica, no es para menos pensar que las soluciones tecnológicas sean previstas para proveer mayor prevención.

Conclusiones

La evolución tecnológica y la innovación exige ajustes económicos y sociales, procesos de adaptación en lo concerniente a los perfiles, tareas, puestos, nuevas ocupaciones, de forma que se requieren un sistema educativo que integre de manera trasversal la SST y provea las competencias que requiere el futuro; expertos hablan de mejorar la flexibilidad de los trabajadores y la transferibilidad de sus calificaciones. Son indispensables políticas nacionales transversales de transformación productiva para promover la diversificación de las empresas, para garantizar la creación de buenos empleos.

Deben coexistir políticas que promuevan una mayor cohesión social en términos de cobertura, mayor calidad y cantidad de los puestos de trabajo en coherencia con las necesidades demográficas de la población del futuro, que fortalezcan las condiciones laborales de los trabajos atípicos y llenen los vacíos normativos existentes frente a los nuevos cambios.

Los nuevos escenarios del mundo del trabajo exigen una gestión preventiva ajustada y adaptada a las transformaciones que se presentan, por lo cual será imprescindible movilizarnos y estar preparados. Existen argumentos suficientes que demuestran que las buenas prácticas en seguridad y salud ayudan a las empresas a ser más productivas, competitivas, sostenibles y a los países a garantizar la sostenibilidad del ‘Sistema de Seguridad Social’ y su consecuente impacto social y económico.

Todos estos puntos suponen nuevos desafíos de la prevención.