¿La fascitis plantar se puede considerar enfermedad laboral?

Gertrudis Bujalance

Un calzado plano y sin sujeción del tobillo produce una tensión adicional sobre el hueso del talón y el arco del pie. Esto puede acabar generando la dolorosa y a veces incapacitante fascitis plantar.

¿Qué es la fascitis plantar?

La fascitis plantar es una patología inflamatoria que a menudo aparece como un dolor de talón. Conlleva la irritación de la fascia plantar, una banda gruesa de tejido elástico que sostiene el arco del pie, uniendo el hueso del talón con los dedos. Este segmento absorbe el impacto producido al andar, canalizando la energía y regulando la flexión de toda la extremidad podal de la pierna.

Esta dolencia ocasiona una molestia intensa en la planta, cerca del talón. Suele presentarse al poco de despertar y dar los pasos iniciales del día. Pero puede aparecer tras pasar muchas horas en pie o alternativamente al levantarse de una silla.

La tirantez sobre el arco del pie contribuye al desarrollo de leves fisuras o estiramientos. La reiteración de este fenómeno puede causar la dolencia inflamatoria llamada fascitis plantar, cuyos orígenes continúan siendo desconocidos en numerosos casos.

Un estudio de la Universidad de Extremadura ha demostrado que la fascitis perjudica de manera más significativa a las mujeres, debido principalmente al tipo de calzado que usa la población femenina. Otros factores generales son una actividad social más reducida y una actividad deportiva menos frecuente.

Los podólogos recomiendan a hombres y mujeres utilizar zapatos con diseño anatómico y con una suela de goma o resistente pero flexible. Adicionalmente son útiles las plantillas de silicona, acordes al movimiento del pie

La patología del pie con origen laboral

El pie es una parte del cuerpo de vital utilidad en el ámbito laboral y en nuestra vida cotidiana. Desafiando las leyes de la física, los pies son pequeñas estructuras responsables de sostener otra estructura mucho mayor: el resto del cuerpo. Esto no es un error evolutivo del ser humano sino al contrario, una adaptación que aporta un dinamismo sustancial, permitiendo el desplazamiento.

Hoy día el tiempo dedicado a la actividad laboral ocupa una parte destacada de nuestra actividad diaria. Esto sumado a las condiciones particulares y de seguridad que exigen determinados trabajos, hacen que aparezcan una serie de dolencias en los pies que podríamos llamar de origen laboral.

Dado que el mundo laboral es muy amplio y variado, es evidente que hay sectores más predispuestos que otros a padecer la llamada patología del pie. Los trabajadores con bipedestación prolongada o que recorren numerosos kilómetros semanales, los operarios sometidos a temperaturas extremas que requieren un calzado específico, los empleados que utilizan el pie de manera constante para trabajos repetitivos, son colectivos con predisposición a sufrir trastornos de origen laboral en los pies.

Factores de riesgo

Puede suceder sin una causa obvia, aunque determinadas características multiplican las posibilidades de sufrir esta condición:

  • Edad. La franja de edad entre 40 y 60 años es más susceptible de padecerla.
  • Movimiento tensor. La actividad que ejerce presión sobre el talón y los tejidos contiguos, como las carreras de larga distancia, el ballet y la danza aeróbica, pueden favorecer este trastorno.
  • Configuración física. Los pies planos, un arco alto o una manera particular de andar pueden afectar a la distribución del peso sobre los pies.
  • Obesidad. Una sobrecarga de peso suma una carga suplementaria de presión sobre las plantas de los pies.
  • Profesiones que exigen estar en pie. Los operarios de fábricas, los maestros y en general los profesionales que pasan su jornada laboral caminando o en pie sobre superficies duras pueden hallarse más expuestos.