La financiación pública de gafas y lentillas nunca ha existido en España. Es bien sabido que el músico británico John Lennon llevaba en 1967 gafas del Sistema Nacional de Salud del Reino Unido. Nuestro país, sin embargo, llega al siglo XXI sin ninguna ayuda estatal que cubra la salud visual de su población. Ha sido en 2024 cuando el gobierno anuncia que la Seguridad Social va a costear las gafas y lentillas de los españoles.
No en vano la cantidad de españoles que usa gafas y lentillas rebasa ampliamente la mitad de la población. Según la última edición del Libro Blanco de la Visión, 7 de cada 10 tiene problemas de visión que requieren uno de estos dos apoyos ópticos. Pese a ser artilugios con frecuencia imprescindibles para trabajar, el español con problemas de vista los paga de su bolsillo. En marzo de este año la ministra de Sanidad, Mónica García, anuncia que las gafas y las lentillas las cubrirá a partir de 2024 la Seguridad Social. Esta medida —sin precedentes en España— busca proteger la salud visual nacional, progresivamente deteriorada en la era del ordenador.
La cobertura de la salud ocular en otros países europeos
Entre los países pioneros en esta cobertura pública destaca Reino Unido. De hecho, la sanidad pública británica empezó a pagar gafas y graduaciones de vista en 1948 y lo hizo hasta 1986. Hoy cubre a personas sin recursos económicos, a niños menores de 16, a estudiantes entre 16-18 años y a personas mayores de 60 años.
La Francia de Macron ofrece desde 2020 un par de gafas gratuitas a toda la población francesa. Los mayores de 16 años pueden actualizar sin coste sus gafas cada dos años. El sistema de salud alemán paga las gafas a todos los menores de 18 años y a los adultos con graduaciones altas que impidan la visión sin lentes.
En la Unión Europea los empresarios deben pagar gafas o lentillas a los empleados con desgaste de visión por motivos laborales. Así lo dictaba en diciembre de 2022 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en una sentencia que responde a una cuestión prejudicial de un tribunal de Rumanía. Y no es necesario que el deterioro visual lo haya provocado el uso de pantallas.
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