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Carmen Domínguez Sisto Ing. Técnica Industrial HSE

La conectividad en zonas clasificadas

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Un estudio de IOT Analytics muestra que a finales de 2019 había 9.500 millones de dispositivos IoT conectados en el mundo, descontando móviles y ordenadores. En los próximos años, se disparará la cifra hasta 28.000 millones en 2024 y 40.000 millones en 2027.  La aplicación del IoT en la industria (IIoT) promete convertirse en el mayor impulsor de la productividad y la innovación en los próximos años y será es uno de los tres avances tecnológicos más notables que veremos antes de 2030, según la consultora McKinsey.

El ‘Internet Industrial de las Cosas’ (IIoT) es el conjunto de sensores, instrumentos y dispositivos autónomos conectados a través de Internet a aplicaciones industriales. Esta red permite recopilar datos, realizar análisis y optimizar la producción, aumentar la seguridad del personal y de los procesos, la eficiencia y reducir costes.  Aunque los dispositivos IIoT existen desde hace varios años, la adopción en el mundo real aún está en ciernes. Esto seguramente se acelerará a medida que 5G se vuelva cada vez más frecuente. Este nuevo estándar de comunicación permite navegar hasta 100 veces más rápido y reduce la latencia a menos de una milésima de segundo, sin depender de que otros dispositivos estén o no conectados al mismo tiempo.

Inalámbricas

La proliferación de la conectividad de equipos y activos en la industria es facilitada por tecnologías de comunicación inalámbricas tales como, entre otras, redes Wifi, Trusted Wireless, Bluetooth, Zigbee, WirelessHart, WiMax, RFID…

En algunos casos, la implantación de dispositivos inalámbricos en instalaciones industriales representa un verdadero desafío ya que deben cubrir no sólo áreas interiores que podemos percibir “más manejables” sino también áreas al aire libre en las que pueden estar presentes, por ejemplo, tanques de almacenamiento de sustancias inflamables con sus zonas de carga, descarga y transporte o zonas repletas de obstáculos que pueden alterar la eficiencia y seguridad de la conectividad. Así, tanto en áreas interiores como exteriores, el despliegue puede cubrir zonas donde es posible que se forme una atmósfera explosiva, esto es, zonas clasificadas como zona 0/20, 1/21 y 2/22.

Este despliegue de infraestructura debe ser una oportunidad y no una amenaza para la seguridad  por lo que es indispensable que intervengan tanto profesionales conocedores de la arquitectura de sistemas como profesionales conocedores del nivel de seguridad necesario de los equipos inalámbricos que deban instalarse en las zonas clasificadas ATEX de forma que se garantice su utilización segura en dichas zonas.