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Sergio González-Cachón Fernández Profesor del Área de PRL, medio ambiente y nuevas tecnologías Bureau Veritas Formación

Seguridad en zonas ATEX

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La protección contra la explosión es de vital importancia para todo tipo de empresas, independientemente del sector en el que trabajen, porque la mayoría de ellas manipulan sustancias con un alto potencial explosivo. Actualmente, en la mayoría de las industrias, puede existir la posibilidad de que se forme una atmósfera explosiva, incluso en las que tengan procesos de fabricación y transformación más simples.

Una atmósfera explosiva (ATEX) es una zona de riesgo, en la cual se puede producir una explosión debida a una reacción de combustión exotérmica, la cual puede dar lugar a una propagación inmediata de las llamas. Por lo tanto, se entiende que una zona ATEX es aquella que tiene riesgo de explosión, en la que se encuentra en un momento dado una adecuada mezcla de sustancia inflamable y oxígeno, de manera que cuando aparezca un punto de ignición, da lugar a la propagación de ese incendio o explosión. El tipo sustancia que da lugar a la atmósfera explosiva puede ser por gases, vapores o nieblas, o por polvos inflamables.

Triángulo del fuego

Para explicar cómo se produce una explosión hay que recurrir al triángulo del fuego, por lo que una explosión solamente se producirá si tenemos los tres factores siguientes: el oxígeno (comburente), la sustancia inflamable (combustible) y una fuente de ignición (chispa). Además, es muy importante la relación de mezcla entre el oxígeno y la sustancia inflamable. Con mucho oxígeno y poca sustancia inflamable, no se producirá ninguna explosión. Al contrario, si la atmósfera esta sobresaturada con la sustancia inflamable y hay poco oxígeno, la explosión tampoco se producirá. Esto se llama límite inferior y superior de inflamabilidad o explosividad.

Antes de nada, la empresa debe de clasificar el área ante los riesgos de explosión, lo que significa que calculemos el volumen de riesgo dentro del cual puede ocurrir una mezcla explosiva. Para llevar a cabo esta clasificación debemos conocer varios aspectos como: el tipo de sustancia inflamable, si la presencia de la atmósfera explosiva es permanente u ocasional y por último la duración de la atmosfera explosiva, es decir, desde que se detecta la atmósfera explosiva, hasta que tarda en eliminarse.

La clasificación de las Zonas Atex es la siguiente:

–             Zona 0: área de trabajo en la que una atmósfera explosiva está presente de modo permanente.

–             Zona 1: área de trabajo en la que es probable, la formación ocasional de una atmósfera explosiva.

–             Zona 2: área de trabajo en la que en caso de formarse atmosfera explosiva sólo permanece durante breves períodos de tiempo.

Tres puntos

La prevención de riesgos laborales en zonas ATEX se basa en tres puntos:

1.           Evitar la formación de ATEX: controlar la mezcla entre oxígeno y sustancia inflamable para hacer imposible que ocurra una explosión. O bien, con el aporte de oxígeno, recurriendo a una correcta ventilación de las instalaciones, o bien reducir las sustancias explosivas. Este primer paso es, la mayoría de las veces, el más difícil de cumplir, porque cuando se almacenan sustancias peligrosas, es porque se necesitan.

2.           Evitar que se produzca los focos de ignición: si no existe una fuente de ignición, desaparece el riesgo.

3.           Atenuar los efectos de la explosión: limitar la explosión a un nivel inocuo o de bajo riesgo.

Medidas contra explosiones

Las medidas más importantes a tener en cuenta para protegernos de contra las explosiones son:

–             Utilizar contenedores modulares con ventilación forzada para almacenar las sustancias inflamables, los cuales disponen de unos dispositivos de descompresión, mediante los cuales garantizamos que la presión, en caso de explosión, la podamos dirigir en una dirección determinada.

–             Sustituir productos disolventes por soluciones acuosas.

–             Utilizar material granulado en sustitución de materiales pulverulentos, porque a mayor tamaño de grano, menor es la probabilidad de formación de ATEX.

–             Utilizar productos pastosos en lugar de pulverulentos (evitará la formación de nubes de polvo).

–             Utilizar sistemas de detección de fugas de sustancias peligrosas, para un rápido aviso en caso de emergencia.

–             Inertizar: la formación de una ATEX puede evitarse diluyendo el oxígeno del aire con sustancias que sean inertes.

–             Usar herramientas manuales y equipos antichispa, puesta a tierra y conexiones equipotenciales, se evitan peligros de explosión debidos a cargas electrostáticas.

–             Señalizar las zonas ATEX: el marcado de suelo es importante para la seguridad en zona ATEX. Las bandas autoadhesivas delimitan las zonas ATEX ópticamente y señalan lugares de peligro.

–             Iluminación con protección ATEX. Las luminarias empleadas en zona ATEX deben cumplir con una serie de requisitos especiales.

–             Utilizar cubetas de retención de acero, óptimos para almacenamiento seguro de líquidos inflamables en garrafas o bidones.

En resumen, cuando se trabaja en una zona ATEX, lo primero es evitar el riesgo, impidiendo la formación de ATEX; lo segundo es evaluar el riesgo que no se puede evitar; y por último, aplicar medidas de protección que minimicen los efectos de la explosión.