Mujer.
Vanessa Escamilla Gómez Coordinadora Área Académica PRL, Medio Ambiente, Energía y Nuevas Tecnologías Bureau Veritas Formación
Mujer.
Lucía Grijalbo Profesora del Área de PRL, medio ambiente y nuevas tecnologías Bureau Veritas Formación

Covid-19 y calidad de ambiente interior

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La calidad de ambiente interior (CAI) comprende diversos factores ambientales (condiciones térmicas, calidad del aire, ruido, vibraciones e iluminación) del interior de un recinto, instalación y/o edificación. Es un concepto fundamental que puede incidir en el desarrollo o transmisión de enfermedades. Todo ello como consecuencia de que el aire interior está entre 2 y 5 veces más contaminado que el exterior.

Actualmente, garantizar una buena CAI adquiere un papel aún más trascendental porque se sabe que algunos factores ambientales están directamente relacionados con la propagación del Covid-19 en el interior de los edificios, donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo.

Actualmente se sabe que la principal vía de contagio del Sars-Cov-2 son los aerosoles en suspensión, que permanecen en el aire interior durante más tiempo. Las partículas que propagan este virus pueden llegar hasta más de 2 metros, por ejemplo procedentes de gotitas expulsadas al estornudar o toser. Las gotitas más pequeñas pueden alcanzar los 6-8 m de distancia.

Para prevenir su presencia en el interior de las estancias se utilizan estrategias basadas en la ventilación, ya que se sabe que reduce la propagación de enfermedades infecciosas.

Una buena ventilación -que tenga en cuenta la cantidad de personas que permanecerán en ese espacio- contribuye a una renovación continua del aire, de manera que incrementa la calidad del aire, permitiendo también que los aerosoles transmisores del virus queden neutralizados.

Ventilación natural

Lo ideal es realizar una ventilación natural, abriendo puertas y ventanas, aunque sea unos pocos centímetros, en lugar de abrir sólo algunas de ellas.

En los casos en los que se utilice una ventilación mecánica (nunca sistemas de recirculación de aire ni ventiladores), los equipos deben aportar un caudal de aire exterior suficiente para garantizar la renovación total del aire interior cada cierto tiempo.

La pandemia del SARS-CoV-2 ha presentado nuevos retos en los sistemas de ventilación para prevenir su propagación.

Por ello, el sistema de ventilación de sitios cerrados debe diseñarse en sentido descendente, con entrada de aire limpio por la parte superior de la estancia y salida por la parte inferior, para que el flujo de aire arrastre cualquier partícula en suspensión o virus hacia el suelo, evitando poner en suspensión partículas o virus ya depositados. Este proceso puede ser sometido a filtración con un filtro HEPA (recomendado el H14) y purificación mediante luz.

Sistemas de calefacción

Por su parte, los sistemas de calefacción son necesarios en invierno. Se debe alcanzar un equilibrio entre ventilación y calefacción, aunque esto suponga reducir un poco la temperatura interior.

Garantizar la calidad del aire interior es esencial para reducir la exposición al Sars-Cov-19: por ello es necesario realizar la sensorización del CO2. La concentración de este gas está directamente relacionada con el número de personas, su metabolismo y la ventilación.

Para garantizar la efectividad de las medidas, uno consejos clave es colocar los medidores en la zona peor ventilada de la habitación (pared opuesta a las ventanas) a una altura de 1,5 m del suelo y a 1 metro de distancia de las personas.

Lo ideal es que la concentración de CO2 esté entre 500 y 800 ppm (tabla 1). Si la concentración es superior a este valor, será necesario introducir aire fresco en la estancia.

Es importante recordar que, aunque se garanticen unos buenos niveles de ventilación, sólo se podrá vencer al virus con el compromiso de todos, respetando la distancia de seguridad y utilizando mascarillas para minimizar la propagación.

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Tabla 1. Calidad del aire en edificios. Fuente: Real Decreto 1027/2007 (RITE).