El polvo peligroso es una responsabilidad de todos

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Los comerciantes y trabajadores de la construcción se enfrentan a una serie de riesgos para la salud en el trabajo a diario, varios de los cuales se extienden más allá de la necesidad de la protección externa como botas, cascos y otros materiales de protección. Los pulmones siguen siendo muy vulnerables y la importancia de su protección se minimiza de forma rutinaria, o se desconoce por completo. Al mismo tiempo, la investigación ha demostrado que el polvo puede resultar peligroso para las personas presentes en entornos donde la exposición al mismo es un hecho cotidiano.

Partículas

Las partículas de polvo más pequeñas pueden suponer fácilmente el mayor riesgo para la salud cuando se tratan de forma incorrecta; una vez inhaladas, se incrustan en el tejido pulmonar y no se pueden eliminar, y su presencia produce una variedad de efectos adversos para la salud. Esta preocupación se aplica al polvo de mampostería, hormigón, cemento, mortero y madera,. Todos ellos están presentes en prácticamente todos los ámbitos del sector de la construcción y el riesgo planteado aumenta cuando se procesan dichos materiales. Por ejemplo, cuando el hormigón, los azulejos, el ladrillo, la madera o el yeso se lijan o se corta. Estos procesos crean y dispersan partículas microscópicas que pueden causar problemas a corto y largo plazo tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

Una preocupación importante, quizás la más importante, es que las consecuencias más graves de la exposición al polvo a menudo se hacen evidentes solo después de que han pasado varios años. El polvo puede causar molestias inmediatas, como tos y fatiga. Pero el impacto más dañino a su exposición, como la reducción de la capacidad pulmonar. O también el desarrollo de diversas enfermedades respiratorias, probablemente permanecerá invisible hasta mucho más tarde. Debido a esto, las consecuencias a largo plazo de la exposición a polvos peligrosos pueden identificarse erróneamente o pasarse por alto por completo.

Lenguaje común

Flemming Brandt, Product Manager en Nilfisk, explica que ”es fundamental que los aspectos relacionados con la salud relacionados con el trabajo en entornos propensos al polvo se discutan en el lugar de trabajo. El establecimiento de un entendimiento y de un lenguaje común es particularmente importante, ya que garantizará que quienes generan polvo sepan cómo enfrentarse los desafíos que este supone para la calidad de la salud de la plantilla. El polvo es un área de enfoque que ha ganado mayor conciencia internacional en los últimos años.

Muchos países

Actualmente, en muchos países, lidiar con el polvo de la construcción no es solo un requisito legal: también es de sentido común. Pero sin duda, se puede hacer mucho más para difundir el conocimiento preciso a todos los trabajadores de esa industria. Esto requiere que nosotros, como líderes de opinión, poseamos el conocimiento necesario para empezar, de modo que podamos articular el problema y hacer del control del polvo una responsabilidad compartida”.

El conocimiento y el intercambio de este se encuentran entre los requisitos previos más importantes. Todo ello para fomentar una cultura eficaz de prevención del polvo en el lugar de trabajo. El esfuerzo conjunto, junto con las medidas técnicas adecuadas, puede garantizar que se prevenga la exposición a polvo peligroso. Además, que los activos más importantes en la construcción, las personas, estén protegidos.

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El polvo puede causar molestias inmediatas, como tos y fatiga. Pero el impacto más dañino a su exposición, como la reducción de la capacidad pulmonar.

Cuatro aspectos fundamentales sobre el polvo peligroso.

1. Según la Comisión Europea, la palabra “polvo” no tiene un significado científico preciso, pero generalmente se define “como material sólido que se ha descompuesto en partículas finas o polvo”. El tamaño de estas partículas es tan importante como su naturaleza química; en general, los tipos de polvo más peligrosos son los compuestos por partículas muy pequeñas e invisibles al ojo humano, como es el caso de los polvos finos.

2. El polvo se divide en tres clases, según el riesgo potencial asociado con la exposición: L (riesgo bajo), M (riesgo medio) y H (riesgo alto).

Por un lado, el polvo de clase L se considera inofensivo en pequeñas cantidades e incluye el polvo común, como la suciedad y los desechos que se encuentran en el hogar.

La segunda es el polvo de clase M es peligroso, pero no cancerígeno e incluye polvo de ciertos tipos de madera, cemento, hormigón, yeso, masilla/relleno, pintura, barniz y polvo producido a partir de materiales que contienen cuarzo, como arena o grava.

La tercera clase es el polvo de clase H, que puede ser cancerígeno e incluye polvo de cuarzo respirable, madera dura, esporas de moho, asbesto, plomo, fibras minerales, betún y fibras minerales sintéticas (por ejemplo, lana de vidrio).

3. El polvo puede cambiar de carácter a medida que se procesa. Muchos materiales de clase M pueden producir cuarzo respirable de clase H durante los procesos de construcción, como cuando se procesa pedernal, arenisca, granito u hormigón durante procesos como esmerilado, aserrado, corte, picado, fresado, arenado o perforación. Debido a este riesgo, se recomienda encarecidamente tomar precauciones de seguridad, incluido el uso de un extractor de polvo de clase H aprobado.

4. Hay varias formas de controlar la exposición a polvos peligrosos, y todas son importantes:

A. Use un respirador o una máscara facial apropiados.

B. Use una aspiradora industrial de clase H.

C. Utilice herramientas conectadas a aspiradoras individuales o sistemas de aspiración centralizados.

D. Reserve tiempo para la limpieza regular.

E. Limite la exposición al polvo con medidas prácticas.

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