Dada la complejidad y características particulares del sector de la construcción, éste, año tras año, registra unos índices de siniestralidad superiores a los de otros sectores y muy por encima de la media de la actividad económica. Muchas razones pueden atribuirse a estos valores elevados y, en muchos casos, ya han sido puestas de manifiesto en multitud de ocasiones por los agentes sociales del sector.
Las obras de construcción son centros de trabajo cuya temporalidad, variabilidad de las condiciones de trabajo e interferencia y concurrencia de actividades, entre otros, introducen una peligrosidad mucho más elevada que en otros sectores de actividad. Todo ello deriva en que los riesgos y, por ende, las medidas preventivas que deben aplicarse varían a lo largo del desarrollo de la obra. Esta complejidad intrínseca al propio sector de la construcción, unido a los ritmos de producción, hacen especialmente complicado el trabajo que deben realizar los técnicos de prevención y, además, es más difícil para los trabajadores integrar las distintas medidas preventivas en el trabajo diario.
La formación adecuada y especializada en materia de PRL
Es importante destacar que el ‘Convenio Colectivo General del Sector de la Construcción’ (CCGSC) ha ido introduciendo la formación específica en materia de prevención de riesgos laborales que los diferentes profesionales del sector de la construcción deben tener, para adquirir un conocimiento adecuado sobre los riesgos y medidas preventivas que intervienen en una obra de construcción e incidiendo sobre la especificidad asociada a las funciones y actividades concretas de su puesto de trabajo.
Teniendo en cuenta la actualidad y evolución del sector (ej.: nuevos procesos constructivos, avances tecnológicos en la maquinaria y medios auxiliares, envejecimiento activo, etc.), la formación en materia de PRL seguirá evolucionando e introduciendo metodologías y alternativas que mejoren la eficacia didáctica de esta formación en PRL tan importante.
Importancia de la utilización adecuada de los equipos de trabajo y medios de protección
Uno de los factores importantes para la consecución de unas condiciones óptimas de seguridad y salud es la planificación, adquisición y utilización correcta de los equipos temporales de trabajo (medios auxiliares) y protecciones individuales y colectivas, dado que desempeñan una función muy importante para asegurar los niveles de protección adecuados para los trabajadores, durante el desarrollo de la especificidad de su trabajo. Deben adaptarse e integrarse eficazmente a la tipología de obra y procedimiento constructivo en cuestión, dejando a un lado los conceptos de “todo vale” o “improvisación”, que tantos problemas han generado.
Asimismo, debido a la peligrosidad y complejidad asociada a la construcción, resulta especialmente importante que se vayan conociendo e integrando las nuevas tecnologías que conforman lo que ya se conoce como “Construcción 4.0” y que por su propia aplicación minimizan los factores de riesgo de las obras de construcción.
Podemos distinguir las relativas a la evolución de la técnica en los equipos de trabajo (maquinaria y medios auxiliares) y medios de protección (colectivos e individuales), así como las que introducen mejoras sustanciales en la forma de planificar, coordinar y desarrollar los diferentes procesos constructivos, desde la concepción del proyecto arquitectónico y que van asociadas al concepto de “digitalización” o incluso aquellas que introducen novedades didácticas en la formación en materia de prevención de riesgos laborales (serious games, realidad virtual, etc.).
La industrialización de la construcción es otro de los pilares fundamentales para que la ejecución de los procesos constructivos se lleve a cabo con una mayor eficacia, calidad y seguridad.
Entre las metodologías más desarrolladas dentro de la digitalización del sector, encontramos la nueva forma de trabajo basada en el entorno colaborativo BIM (‘Building Information Modeling’). Se trata de una metodología que permite la gestión integral de los proyectos, en todas sus fases y durante todo el ciclo de vida del edificio, por medio de modelos (maquetas) virtuales que se van modificando, adaptando e integrando en tiempo real, en un entorno de trabajo colaborativo entre los diferentes agentes intervinientes. Es decir, no se trata de un programa o un software, sino de un entorno de trabajo real en el que tratar diferentes aspectos como la gestión de tiempos (4D), costes (5D), sostenibilidad (6D) y mantenimiento (7D).
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