Carlos Jacinto Marín.
Carlos Jacinto Marín Gerente Federación de Empresarios del Metal, FEDEME

Riesgos laborales en el sector del metal

Accidentes laborales en centros de trabajo. Equipos de protección en el sector del metal.

Integradas en el sector del metal hay empresas pertenecientes a muy diversos subsectores en las que se desarrollan variadísimas actividades laborales. Todas éstas llevan aparejadas posibles efectos para la seguridad y salud de los trabajadores, denominados riesgos laborales. Las fuentes de generación de aquellos son los denominados factores de riesgos.

Por su importancia en el sector podemos destacar los riesgos laborales oculares, los auditivos y los respiratorios.

Riesgos oculares

Estos pueden producirse por la proyección de partículas y líquidos que pueden penetrar y dañar el ojo, por salpicaduras de sustancias químicas y por la emisión de destellos y flashes.

Dentro de las distintas tareas que se realizan en las empresas del metal, las operaciones mecánicas constituyen la fuente más evidente de riesgos, siendo las más frecuentes las lesiones oculares provocadas por la proyección de partículas, el choque con objetos estáticos, la penetración de partículas finas y la abrasión por materias fibrosas, al igual que por las quemaduras debidas a líquidos calientes.

En las fundiciones y acerías los riesgos potenciales de proyección de metal en fusión están permanentemente presentes, y existen riesgos por caídas de objetos y por contacto con aristas vivas, que aumentan aún más los riesgos de lesión ocular.

Las lesiones oculares causadas por riesgos mecánicos tienen una gravedad que puede extenderse desde la simple irritación debida a la entrada de polvo fino, hasta la pérdida total de la visión provocada por impactos de elementos con una velocidad o masa elevada, o por un contacto importante y directo con metales en fusión.

También existen numerosas fuentes de riesgos oculares por contacto con productos químicos, como el ácido sulfúrico en el manejo de baterías en el subsector de automoción, pinturas y disolventes en operaciones de pintado, desengrasantes en operaciones de limpieza y decapados de piezas metálicas, isocianatos, etc.

Las lesiones oculares causadas por riesgos mecánicos tienen una gravedad que puede extenderse desde la simple irritación hasta la pérdida total de la visión

Riesgos auditivos

Junto con los riesgos oculares son destacables los auditivos. Tradicionalmente, se han atribuido los problemas referentes al ruido a las grandes industrias donde, evidentemente, los trabajadores están expuestos a un elevado ruido en sus lugares de trabajo, como por ejemplo, en salas de compresores, procesos de fabricación, maquinaria, etc. Pero en cualquier otro entorno laboral puede detectarse ruido elevado en determinadas actividades, como remachado, operaciones de corte, de lijados, etc.

Prueba evidente de la cotidianeidad de este tipo de problemas es que, según datos oficiales, la pérdida de audición provocada por el ruido es la enfermedad profesional crónica más común hoy en día que, por desgracia, se manifiesta al final de la vida laboral, cuando las consecuencias son ya irreversibles y poco se puede hacer para recuperar parte de la audición ya perdida.

La pérdida de audición por parte del trabajador puede deberse a varios factores, siendo el riesgo más conocido el que procede de una exposición prolongada al ruido en entornos de trabajo. A pesar de ser el problema auditivo más común, es conveniente señalar que éste no es el único, ya que también pueden darse otro tipo de problemas relacionados con la disminución de la coordinación y la concentración, lo cual induce a que exista una mayor probabilidad de que se produzcan accidentes. Recientemente, también se han asociado a este aspecto problemas de tensión, trastornos cardiacos, estomacales, nerviosismo, insomnio y fatiga, disminuyéndose así la productividad laboral.

Por tanto, es imprescindible detectar, cuantificar y controlar la presencia de este factor de riesgo en el centro de trabajo, mediante la realización de mediciones periódicas del nivel de ruido existente en los distintos puestos de trabajo. Una vez cuantificado, estaremos en disposición de tomar medidas paliativas que tiendan a minorarlo o a proteger a los trabajadores expuestos, en su caso.

Equipos de protección individual.

Protección frente a riesgos oculares y auditivos

La mejor y preferente protección frente a estos riesgos es su eliminación del medio laboral, mediante cambios en los métodos o en los medios de trabajo. En el caso en que dichos riesgos no puedan eliminarse, el empresario debe considerar la puesta en marcha de medidas de protección, tanto colectivas como, en su caso, mediante la puesta a disposición de equipos de protección individual por parte de sus trabajadores que son medidas individuales de protección que impiden que los riesgos afecten a los trabajadores o minimizan sus consecuencias.

Por tanto, la utilización de los equipos de protección individual o EPI debe ser siempre considerado como último recurso, ya que la medida más efectiva para proteger la seguridad y la salud de los trabajadores consistiría en poder eliminar dicha fuente de riesgo para los mismos. Los EPI solo protegen a un trabajador y suelen aparejar cierta incomodidad que puede provocar rechazo por parte de los trabajadores; de ahí que la normativa vigente en materia de prevención de riesgos laborales prescribe que las protecciones colectivas serán preferentes a las individuales. En algunos casos, deberán acometerse ambas actuaciones, es decir, medidas colectivas e individuales, como en el caso en que el ruido en un puesto alcance niveles altos (90 db). En esta situación, además de proteger al trabajador con EPI, deberán acometerse otras medidas de ingeniería que bajen dicho valor (encapsulamiento de la fuente de ruido, colocación de bafles, etc.).

Son EPI oculares las gafas de protección, que pueden ser de patillas o de montura integral, y las pantallas de protección, que pueden ser faciales de mano y faciales integrales.

El primer requisito que deben cumplir los equipos de protección ocular es cumplir con la normativa europea UNE EN 166:2002 donde se recogen las especificaciones que deben cumplir dichos EPI además de incluirse directrices generales de cómo los equipos de protección ocular pueden ayudar al usuario a prevenir enfermedades y lesiones oculares en sus puestos de trabajo. En el caso de que se utilicen gafas no adecuadas al riesgo a que están expuestos los trabajadores, pueden agravarse los efectos de los mismos

En la legislación europea, en cuestión de equipos de protección individual de los ojos, existen las siguientes normativas vigentes, donde en cada una de ellas se incluyen los siguientes contenidos:

EN 165: Vocabulario.

EN 166: Requisitos generales.

EN 167: Métodos de ensayo ópticos.

EN 168: Métodos de ensayo no ópticos.

EN 169: Filtros para soldadura y técnicas relacionadas.

EN 170: Filtros para el ultravioleta.

EN 171: Filtros para el infrarrojo.

EN 172: Filtros de protección solar para uso laboral.

Hay distintos EPI frente al riesgo auditivo. Las orejeras son protectores auditivos que permiten encerrar por completo el pabellón auditivo externo y que se colocan, habitualmente, directamente sobre la cabeza, si bien hay  modelos que permiten su acople a un casco rígido. En este último caso, las orejeras suelen ofrecer un menor nivel de protección, ya que esta clase de acople hace más difícil el ajuste de aquellas y no se adaptan tan bien como en el primer caso descrito. Dentro de las orejeras también debemos distinguir las electrónicas, que dependiendo de sus características técnicas, permiten una atenuación del nivel del ruido ajustable según las circunstancias.

Los tapones para los oídos se suelen llevar en el canal auditivo externo. En esta modalidad, podemos distinguir entre tapones desechables, tapones reutilizables y tapones auditivos con banda, de tal forma que el trabajador puede elegir el modelo que más se ajuste a sus necesidades y permita su acople a otros equipos de protección individual ofreciendo una mayor seguridad y comodidad durante el desarrollo de la actividad laboral con exposición a ruido.

Los riesgos respiratorios

En la industria se producen a diario incontables procesos que generan humos metálicos que provienen de metales que están siendo calentados y enfriados rápidamente como, por ejemplo, en las tareas del soldadura y fundición, neblinas, vapores y gases, y en las operaciones de pintado con pistola, humos tóxicos y nocivos que pueden afectar muy seriamente a la salud de los trabajadores.

Protección frente a riesgos respiratorios

Al igual que dijimos para los riesgos oculares y auditivos, si es posible eliminar o minimizar el riesgo debe hacerse, aplicando los avances tecnológicos y cambios en los sistemas de producción que sean factibles. Si eso no es posible, se adoptarán medidas colectivas preferentemente a la protección individual. Entre aquellas, los sistemas de extracción localizada deben considerarse como la mejor prevención contra el riesgo respiratorio en el medio ambiente laboral. Con ésta se captura la contaminación en el foco en que se produce, evitando que se extienda y, por tanto, que sea respirada. También existen equipos portátiles de aspiración.

En su defecto, o cuando esté también indicado para conseguir una protección plena, se utilizarán máscaras o respiradores, que integran filtros para partículas que limpian el aire contaminado. En el mercado hay distintos respiradores, desechables o reutilizables, y que pueden ser de medio rostro o que cubren el rostro completo.

En cualquier caso, es fundamental elegir el filtro o cartucho adecuado para cada tipo de contaminante, además de realizar un mantenimiento correcto de los EPI, para conseguir la protección adecuada.