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Dolores Bueno López Comité Técnico-Científico Aplicaciones Tecnológicas

Trabajos en zonas abiertas al exterior: cómo reducir riesgos y prevenir accidentes por impacto de rayo

riesgos laborales

La detección local de tormentas eléctricas es clave en prevención de riesgos laborales. Los trabajadores en espacios abiertos están expuestos a un mayor riesgo de muerte o lesión por impacto de rayo. Las medidas temporales ante tormentas eléctricas pueden evitar accidentes, daños sobre infraestructuras y bienes, y desastres medioambientales. Disponer de tiempo de anticipación suficiente es crítico, especialmente para sectores que requieren mayor tiempo de activación de las acciones preventivas. Un detector fiable de tormentas eléctricas objetiva la toma de decisiones y optimiza la gestión de las medidas preventivas.

Las medidas de prevención y protección contra el rayo reducen continuamente los accidentes por impacto del rayo. Las medidas temporales se adoptan ante el riesgo de tormenta eléctrica y se desactivan cuando pasa el peligro. Tomar estas medidas preventivas según el criterio subjetivo del responsable de trabajos en el exterior no es óptimo en términos de seguridad y eficiencia.

Las paradas prematuras suponen pérdidas económicas mientras que parar tarde, arriesga vidas humanas. Asimismo, retomar la normalidad demasiado pronto expone nuevamente al personal, y un tiempo de parada excesivo comporta costes económicos. Afortunadamente, existen herramientas que, cumpliendo con la norma internacional IEC 62793:20201, facilitan la toma de decisiones mediante información objetiva. Por ello, es necesario un detector fiable de tormentas eléctricas, que avise de la formación o aproximación de tormentas al área de trabajo, para adoptar las medidas temporales2 adecuadas.

A continuación, detallaremos los tipos de detectores disponibles, sus ventajas e inconvenientes, el tiempo de anticipación proporcionado para tomar medidas preventivas, y cómo determinan la ausencia de riesgo. La norma IEC 62793:2020 establece como situaciones peligrosas las concentraciones de personas en zonas abiertas, los parques solares, líneas de suministro, infraestructuras como puertos y aeropuertos, servicios básicos sanitarios y de telecomunicaciones, protección civil del medio ambiente, etc. Nos centraremos en los sectores eólico, minero y petroquímico, que requieren mayor tiempo de activación de las medidas preventivas.

Campo electromagnético vs electrostático

Los detectores de tormenta eléctrica se clasifican en dos categorías: detectores de campo electromagnético y de campo electrostático.

Los sensores electromagnéticos miden la radiación electromagnética de los rayos. Como necesitan de una descarga inicial para dar alerta de riesgo, esta tecnología no resulta útil cuando las tormentas se forman sobre el objetivo o se acercan sin descargar ningún rayo. Según un estudio3, el 54% de las víctimas del rayo no recibieron aviso de la amenaza porque no hubo ningún rayo previo al del impacto (en 20 kilómetros), o bien los rayos anteriores no dejaron tiempo de reacción para refugiarse.

La alerta de riesgo de los detectores electromagnéticos depende de la distancia de las descargas precedentes, asumiendo que una mayor cercanía implica la aproximación de la tormenta, cuando no es necesariamente así. Además, esta tecnología concluye la alerta usando una cuenta atrás desde la última descarga detectada. Sin embargo, puede producirse una descarga justo después, o bien que el tiempo de parada sea excesivo (la cuenta atrás suele ser de 30 minutos, pero en el sector eólico puede llegar a 1-2 horas). Por ello, los detectores electromagnéticos no siempre son útiles para fines preventivos, aunque sí analizan hechos pasados (ubicando y analizando rayos tras su caída).

En cambio, los sensores de campo electrostático detectan la formación de tormentas eléctricas directamente sobre el área y las que se aproximan sin ninguna descarga, emitiendo la alarma de riesgo con tiempo para tomar acciones preventivas. La medida del campo electrostático atmosférico es el único indicador directo e inequívoco del riesgo de descarga de rayo antes de que ocurra, proporcionando la probabilidad real de las descargas. Así, las paradas se producen solo durante el tiempo imprescindible, y se evitan paradas y evacuaciones innecesarias provocadas a veces por los detectores electromagnéticos.

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