Luis Palomino
Luis Palomino Secretario General ASEGRE

La gestión de residuos industriales y peligrosos en el actual contexto de conflicto

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El sector de la gestión de residuos industriales y peligrosos adquiere cada año una mayor relevancia por los avances que se están experimentando en materia de economía circular. Dentro de la cadena de producción, gestión y tratamiento de los residuos, los gestores son los garantes de que este nuevo modelo económico se pueda llevar a la práctica porque llevan décadas trabajando para que la gestión sea cada vez de mayor de calidad, de forma que se reduzca el impacto ambiental y para la salud, se extraigan la mayor cantidad posible de materias y energía de los residuos, y se eviten emisiones de gases de efecto invernadero gracias a la reutilización, reciclaje y valorización de los residuos.

Los gestores son los que descontaminan los residuos peligrosos de forma segura previamente a su valorización, retiran contaminantes para su posterior eliminación y consiguen, gracias a ello, una mayor calidad de las materias recicladas. Todo esto se lleva realizando durante décadas pero, tras los acontecimientos que se están produciendo con la invasión de Ucrania, este tipo de servicios adquieren una dimensión mucho mayor porque colaboran a que la Unión Europea aumente en seguridad e independencia energética y suministro de materias primas.

No podemos olvidar que la Comisión Europea y su plan de acción para la economía circular busca, desde 2020, transformar los residuos en recursos secundarios de alta calidad que se integren en un mercado de materias primas secundarias eficiente. Este asunto cobra un gran protagonismo actualmente porque Rusia y Ucrania lideran la producción mundial de metales como el níquel, el cobre y el hierro. Además, participan en gran medida en la exportación y fabricación de otras materias primas esenciales como el neón, el paladio y el platino. Ante este panorama, la capacidad de los gestores para recuperar materias valiosas y de valorización en condiciones seguras y sostenibles, adaptándose a las características de cada productor y tipo de residuo, resulta aún más importante que hace unos meses.

Urgencia y gravedad

La urgencia y gravedad de los acontecimientos recientes obliga a que los gestores puedan trabajar bajo una regulación ágil y eficiente que no obstaculice su trabajo porque el impacto económico que están recibiendo todas las industrias ya es una realidad. Para ello, la digitalización de algunos procesos, como en el traslado de residuos, podían ser una vía para asegurar la trazabilidad de éstos y garantizar el tratamiento más adecuado y seguro. Sin embargo, las últimas novedades en este ámbito no están logrando estos objetivos.

Cuando se cumplen seis meses desde que se estableció el uso obligatorio de una aplicación telemática a la hora de trasladar residuos, los operadores han visto cómo su trabajo ha aumentado y se ha complicado notablemente, a la vez que se reducía la seguridad jurídica. Las razones para ello son variadas, pero es un hecho que se han puesto en marcha plataformas telemáticas con un registro de productores y gestores que no se actualiza a la velocidad necesaria. Además, hay errores de diseño que se podrían evitar si se contara con la participación de los usuarios finales. Por otro lado, no se ofrece un procedimiento alternativo que, de forma excepcional, otorgue seguridad jurídica y permita la tramitación de documentos cuando el procedimiento electrónico no esté disponible por causas ajenas a los operadores. Por todo ello, los operadores reclaman la simplificación de estos trámites telemáticos y la posibilidad de realizar los trámites en la plataforma nacional incluso cuando existan plataformas autonómicas.

Esta obligación de tramitación telemática recae en principio en el productor del residuo. Sin embargo, en la mayoría de los casos los gestores asumen esta tarea de gestión documental en su representación, lo que no exime a los productores de su responsabilidad en la gestión del residuo hasta su tratamiento de completo, como se incluye en la nueva ley de residuos.

Otras obligaciones que la ley de residuos contempla para el productor del residuo son la identificación y clasificación los residuos, y en el caso de que sean peligrosos la determinación de sus características de peligrosidad, así como facilitar a los gestores la información necesaria para su adecuado tratamiento: esto tiene una repercusión directa en la seguridad de los trabajadores e instalaciones de los gestores de residuos, puesto que contribuye a conocer los riesgos de los residuos y les permite gestionarlos y controlarlos.

Como se puede comprobar, la recuperación, el reciclaje y la valorización de residuos reduce el impacto ambiental de las actividades extractivas, del transporte desde los países de origen hasta los de transformación y de la transformación de esas materias primas, requiriéndose menor cantidad de energía y, por tanto, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto contribuye a una mayor seguridad para las personas y el medio ambiente, además de su contribución esencial a la independencia energética y de materias primas en la Unión Europea. Algo que, en un contexto bélico como el actual, resulta indispensable.