Raquel Segovia Rodríguez
Raquel Segovia Rodríguez Gerente ANGEREA

Procedimientos y nuevas medidas de seguridad laboral en la gestión de residuos peligrosos de automoción ante el escenario de crisis sanitaria

Seguridad laboral en la gestión de residuos peligrosos de automoción

La clasificación más útil de los residuos, desde el punto de vista de seguridad y medio ambiente, siguiendo la Ley 22/2011 de Residuos1 es la dispuesta de acuerdo a su peligrosidad. De esta manera, se pueden clasificar los residuos en dos grupos: residuos no peligrosos y residuos peligrosos, estando definidos estos últimos como «aquellos que presentan una o varias características peligrosas». Estas características peligrosas que hace referencia son aquellas que les confieren a la sustancia un riesgo para la salud o el medio ambiente2: explosivo, comburente, inflamable, irritante, nocivo, tóxico, carcinógeno, infeccioso, mutagénico o ecotóxico, etc., por lo que conocer el tipo de residuo que se está gestionando y sus características es vital para la salud de los trabajadores.

Centrándonos en los residuos procedentes del sector de automoción -y dentro de estos en los de tipo peligroso: baterías de plomo, aceites usados, filtros, líquidos de frenos, etc.- la gestión y tratamiento de estos debe encargarse a profesionales como son las empresas gestoras especializadas y autorizadas de residuos.

Antes de ser gestionados por estas empresas gestoras, la seguridad de los trabajadores en la gestión de residuos peligrosos comienza en la producción del residuo en la cual el productor tiene la obligación de identificarlo adecuadamente. Para su identificación, el productor dispone como referencia las fichas de seguridad (FDS) de los productos utilizados donde figura su composición y las propiedades físico-químicas de este. Con la información proporcionada por las FDS, y atendiendo a la “Lista europea de residuos” (LER)3 (modificada por el Reglamento (UE) nº 1357/2014)4 la cual establece en base a las características de peligrosidad del residuo clasificarlo como residuo peligroso o no peligroso2, se podrán adoptar las medidas de manipulación y almacenamiento adecuadas que garanticen la protección de los trabajadores.

Añadido a lo citado, el productor debe almacenarlos en condiciones de seguridad e higiene conforme a la Ley 22/2011 por lo que deberán almacenarse en envases que sean lo suficientemente resistentes para evitar ser atacados por el residuo evitando así posibles fugas o perdidas y limitando el almacenamiento en el caso de los residuos peligrosos a 6 meses. También exige la prohibición de mezclarlos entre sí o diluirlos.

Una vez que el productor hace entrega de sus residuos al gestor de residuos autorizado, estos son transportados hasta las plantas de tratamiento de residuos por transportistas especializados en la gestión de este tipo de residuos y en vehículos adaptados a las medidas de seguridad establecidas por la normativa vigente.

Por último, tras ser recepcionados en las plantas de tratamiento, es muy importante conocer el comportamiento de los residuos, ya que en base a este la manipulación y tratamiento de estos determina los sistemas de prevención en las instalaciones y los procedimientos y equipos de protección de los trabajadores.

Esta cadena de gestión y tratamiento de los residuos, además de ir documentada para su correcta trazabilidad -como puede observar en lo comentado-, siempre tiene en cuenta la protección de la salud de los trabajadores y el medio ambiente. Si ahora además tenemos en cuenta el contexto actual en el que nos encontramos de crisis sanitaria por el COVID-19, y que la gestión de residuos es considerada un servicio esencial y por tanto ha seguido prestando servicio, esta cadena de gestión y tratamiento de residuos se ha tenido que revisar en términos de seguridad e higiene laboral, a fin de evitar el contagio por coronavirus en los puestos de trabajo del sector.

Para ello, la Comisión Europea ha elaborado un documento denominado «La gestión de los residuos en el contexto de la crisis del coronavirus«5,  basado en  la consulta a expertos de los Estados miembros en materia de residuos y a las partes interesadas fundamentales en el sector de la gestión de los residuos, así como en el asesoramiento del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC)6 el cual ha comunicado que actualmente no hay datos que permitan indicar que los procedimientos habituales de gestión de los residuos sean inseguros o insuficientes en términos del riesgo de infección por COVID-19.

Seguridad laboral en la gestión de residuos peligrosos de automoción

El documento indica que los residuos de los servicios sanitarios, los laboratorios y las actividades relacionadas con pacientes con coronavirus deben manipularse y tratarse de acuerdo con la legislación de la UE sobre residuos peligrosos, según establece la Directiva Marco de Residuos7.

En lo que se refiere a la protección frente a la exposición al coronavirus en el lugar de trabajo, la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo8 ha publicado orientaciones generales9 al respecto sobre cómo impedir la expansión del coronavirus en el lugar de trabajo, destacando las siguientes:

  • Adaptar la organización del personal para evitar el contagio de la infección entre equipos, es decir, respetar la distancia entre personas, reduciendo al mínimo el número de trabajadores en una misma zona.
  • Garantizar la disponibilidad y el uso de equipos de protección individual adecuados (EPI) así como de productos de desinfección convenientes.
  • Garantizar un cumplimiento estricto de las normas de higiene reforzada, incluido el cambio y la limpieza frecuentes de los EPI y la ropa de trabajo. Remplazar los guantes de trabajo rotos o dañados de un modo que pueda haberlos contaminado. Desinfectar periódicamente las instalaciones, las cabinas de los vehículos y la ropa.
  • Garantizar que, en los lugares donde se suelen llevar mascarillas, se apliquen protocolos estrictos para ponerse y quitarse los EPI y evitar de este modo el contacto y la contaminación accidentales.
  • Cuando proceda, incentivar condiciones de trabajo específicas para las personas vulnerables, como los trabajadores de mayor edad o las personas con problemas crónicos de salud.

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