La situación actual de precariedad laboral, que sufren muchos técnicos de prevención de riesgos laborales (TPRL), las frecuentes malas noticias sobre accidentes laborales que nos sacuden casi todos los días y las diferentes vivencias profesionales con las que he tenido que convivir, desde tiempos de la antigua Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo hasta día de hoy, me han llevado a escribir estas líneas sobre el ecosistema del TPRL en nuestro país.
No quiero sentar cátedra, pero sí transmitir mis vivencias y conocimiento sobre el entorno en el que tiene que sobrevivir un gran número de profesionales de la prevención.
¿En qué entorno viven?
Es una pregunta difícil de concretar, ya que depende del lado con el que vean la PRL (SPP, SPA, consultora…), del sector industrial y del tamaño de la empresa en la que esté inmerso.
Las grandes empresas de los sectores energético, químico o cualquier otro, con riesgo de sufrir accidentes mayores, tienen gran tradición en el ámbito de la SST, disponen de sistemas de gestión rodados, adaptados a su entorno y con procedimientos que integran producción, calidad y SST. Normalmente los TPRL se encuentran en un entorno amable e integrador, solo alterado por las urgencias productivas, modificaciones en las instalaciones y las actividades de mantenimiento críticas: en estas circunstancias, los estrictos requisitos preventivos que gobiernan normalmente el día a día, tienden a relajarse y el TPRL debe buscar un nuevo equilibrio entre la producción y la prevención, lo que necesita de toda su pericia y conocimiento profesional.
Estas grandes empresas arrastran a un gran sector de servicios que incluyen las empresas subcontratistas para realizar trabajos mecánicos, eléctricos, pintura, calorifugado, montaje de andamios y elevación de cargas, entre otros. Normalmente tienen plantillas amplias (>250 trabajadores) y pertenecen a un sector que realiza más de 100 millones de horas de trabajo al año, en un entorno gobernado por los exigentes requisitos de sus clientes. Disponen de SGPRL eficaces, en la mayoría de los casos certificados en ISO 45.001. Además, suelen estar afiliados a potentes asociaciones empresariales, como CONFEMETAL o ADEMI, que disponen de foros impulsores de la prevención, que facilitan el trabajo de los profesionales. En general, el entorno amigable, sustentado por la tutela de los convenios colectivos de aplicación,
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