Salvador José Jiménez Delgado
Salvador José Jiménez Delgado Jefe de la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales Hospital Universitario Virgen del Rocío

El factor humano: de la conducta de cada uno depende la seguridad de todos

De poco sirve disponer de un sistema de gestión para la prevención equilibrado, un buen plan de prevención, una evaluación de riesgo, una planificación adecuados, y los mejores equipos de protección, si no contemplamos el factor humano como clave para la seguridad y salud en sanidad y hospitales. Por ello debemos prestar atención a este factor, para que todos los elementos del sistema de gestión estén bien integrados y puedan cumplir su función.

Situación actual: tipos de riesgos

Los riesgos de seguridad y ergonómicos se presentan en muchas actividades; sin embargo, los de higiene pueden ser los más característicos del ámbito sanitario, especialmente la exposición a riesgos químicos y biológicos.

No obstante, según estudios realizados en el último año, sitúan a los riesgos psicosociales como de especial preocupación para el colectivo sanitario.

Estos riesgos aparecen como consecuencia de la carga mental, la turnicidad, la nocturnidad, la insatisfacción y los elevados ritmos de trabajo, es decir, aquellos que están relacionados, en la mayoría de los casos, con la organización en el trabajo.

Mediante entrevistas con los profesionales o a través de la evaluación de riesgos psicosociales, se pueden identificar las principales causas que pueden contribuir a incrementar este tipo de situaciones, como pueden ser:

-Exceso de exigencias psicológicas, que pueden estar ocasionados por falta de medios adecuados o por tener que esconder emociones, sentimientos y opiniones, en el contacto con pacientes.

Falta de influencia y posibilidades de desarrollo, que pueden ser debidas a escasa autonomía, respecto al contenido del trabajo y a sus condiciones de trabajo.

Falta de apoyo social y de calidad de liderazgo, por falta de ayuda, por una definición insuficiente de tareas y responsabilidades de puestos de trabajo o por jefes sin habilidades sociales.

Escasez de compensaciones. Falta de reconocimiento, de promoción, inseguridad renovación contrato y tener que realizar tareas que, a veces, están por debajo de la cualificación profesional.

Algunas medidas de prevención de riesgos psicosociales en el ámbito sanitario son:

Definir el rol de cada trabajador para funcionamiento optimo del equipo de profesionales.

• Posibilitar la iniciativa y autonomía de manera que cada trabajador pueda, organizar su trabajo y regular el ritmo del mismo.

Romper la monotonía y repetitividad dando al trabajador diferentes tareas y permitiendo sus aportaciones.

• Impartir la formación requerida a cada trabajador según su puesto, para hacer frente a los problemas de su día a día.

• Mantener reuniones periódicas del responsable, con su equipo de profesionales para detectar y corregir de manera precoz, la aparición de riesgos psicosociales.

El COVID-19

“Garantizar la seguridad de los trabajadores de la salud para preservar la de los pacientes”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace un llamamiento para que se aborden las persistentes amenazas a la salud y la seguridad de los trabajadores sanitarios y los pacientes. La pandemia de COVID-19 nos ha recordado a todos, el papel fundamental que desempeñan los trabajadores sanitarios, para aliviar el sufrimiento y salvar vidas.

Entre los objetivos que recomienda la OMS para los centros sanitarios, para este año están la reducción del estrés y el agotamiento relacionados con el trabajo, la protección frente a la violencia de los sanitarios y el análisis de los incidentes graves de seguridad.

Por otra parte, la Sociedad Española de Medicina Interna, a partir de los resultados de un sondeo realizado en mayo de 2020 con la participación de 902 profesionales, concluye que la sobrecarga y la presión asistencial están afectando directamente al bienestar físico y emocional de los internistas. El 68,1% de los participantes reconoce haber sentido “impotencia” y el 67,5% refiere episodios de insomnio o haber dormido peor de lo habitual.

Un estudio liderado por la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, sobre un total de 1407 profesionales sanitarios, señala que una cuarta parte (24,7%) de los encuestados cumplían los criterios de trastorno por estrés agudo y más de la mitad (53,6%) informaron síntomas relacionados con una mala salud general.

Son estudios amplios y significativos, que dan pie a proponer las siguientes medidas específicas debidas al COVID-19:

-Manifestar explícitamente el compromiso y reconocimiento mediante una carta dirigida a los profesionales.

Implicar y formar a toda la cadena de mando de los centros sanitarios en las medidas adoptadas para promover la salud psicoemocional de los profesionales.

-Crear grupos de trabajo interdisciplinares para identificar necesidades y coordinar actuaciones.

En los próximos meses, el COVID-19 no se va a terminar, desafortunadamente, pero gracias a las vacunas –aunque sean necesarias dosis adicionales de refuerzo– tendremos una mejora progresiva a la que todos debemos contribuir, respetando las normas y recomendaciones de las autoridades sanitarias. Recuerda: vacuna, mascarilla, distancia y manos limpias.