Mª Dolores Lago Taboada.
Mª Dolores Lago Taboada Técnico Superior en PRL EOXI Pontevedra e O Salnés del SERGAS

La importancia de la prevención del estrés laboral (“burnout”) entre los profesionales sanitarios

Estrés laboral en profesionales sanitarios.

El personal sanitario tiene que asistir cada día a personas que sufren y/o que tienen mermada su salud. Esta interactuación constante y continua con el sufrimiento y la constatación a diario del deterioro biológico del ser humano son factores que influyen en el estado de ánimo del profesional sanitario y, por tanto, en su propia salud.

Los trabajadores del sector sanitario, junto con los docentes y aquellos trabajadores que mantienen un contacto directo con usuarios o clientes, son los profesionales más proclives a sufrir el síndrome de “burnout”, un tipo de estrés laboral considerado crónico que provoca agotamiento, decepción y pérdida de interés por la actividad laboral que se desarrolla.

Por ello, si bien es cierto que para atender y cuidar a aquellas personas que sufren o presentan alguna patología es importante empatizar con ellas, no es menos cierto que debamos evitar simpatizar con su dolor. Es decir, entendamos por simpatía “sentir el dolor del otro, como si fuera propio” y entendamos por empatía “expresar la compasión y preocupación por el dolor del otro, pero sin identificarnos con él hasta el punto de sentir su dolor”. Por tanto, debemos practicar y desarrollar la habilidad de la empatía y saber contraer la simpatía pues, de lo contrario, es probable que nos contagiemos del dolor y del sufrimiento de aquellas personas a las que estamos tratando de ayudar.

Los trabajadores del sector sanitario, junto con los docentes y aquellos trabajadores que mantienen un contacto directo con usuarios o clientes, son los profesionales más proclives a sufrir el síndrome de “burnout”, un tipo de estrés laboral considerado crónico

Aunque existen muchos y muy diversos métodos para combatir y disminuir los síntomas del “burnout”, aquí me voy a centrar en unos muy sencillos y asequibles, que podemos poner en práctica nosotros mismos sin la necesidad de una supervisión profesional.

Estrés laboral en profesionales sanitarios.

Métodos

Basándome en la experiencia del ámbito laboral en el qué he impartido sesiones de formación y talleres prácticos para combatir el “burnout”, me atrevo a recomendar los siguientes métodos:

  • Técnicas de relajación: escuchar música. Primero: antes de empezar con esta práctica, es conveniente buscar un lugar adecuado en el que podamos estar tranquilos y cómodos; ya bien sea un sofá, tumbados en el suelo, etc. Segundo: debemos seleccionar un tipo de música instrumental suave, mejor aquella que incluya sonidos de la naturaleza (fluir del agua, cantar de un pájaro, etc.), pues nos ayudará más durante el proceso de relajación. Tercero: cerraremos los ojos y dejaremos que la mente nos lleve a ese lugar al que nos está dirigiendo la música. El tiempo que podemos dedicar a esta técnica puede ser de unos 15 ó 30 minutos (dependerá de nuestra disponibilidad).
  • Práctica del ejercicio físico: mejora el funcionamiento de nuestro organismo y aumenta nuestra capacidad de trabajo físico, pero también aumenta nuestra resistencia psicológica. En este caso se trata de buscar una actividad física que no nos resulte ni pesada, ni aburrida y que sea adecuada a nuestra capacidad y edad. Una propuesta muy apropiada es la “marcha nórdica”: se trata de un deporte adecuado para casi todo el mundo. En un estudio publicado por el Instituto Alemán de Biomecánica, en Bad Sasendorf, se recogen los beneficios de este deporte. Entre ellos aparece que: no es agresivo para nuestras articulaciones, trabaja tanto el grupo de músculos superiores como inferiores (brazos y piernas), es un ejercicio aeróbico (ayuda a trabajar el sistema cardiovascular y la capacidad respiratoria), ayuda a quemar calorías, ayuda a liberar endorfinas (produce sensación de bienestar) y ayuda a combatir el “estrés”.
  • Estilo de vida saludable: cuidado de la alimentación y los hábitos. Todos conocemos o hemos oído hablar sobre los beneficios que la dieta mediterránea representa para nuestra salud y su papel en la prevención de muchas enfermedades crónicas, todo ello evidenciado científicamente. Para conseguir familiarizarnos y no olvidarnos de los alimentos que propone dicha dieta es conveniente tener una fotografía de la pirámide alimenticia siempre a nuestro alcance (por ejemplo, en la puerta de nuestra cocina), para poder consultarla en cualquier momento y poco a poco ir introduciendo aquellos alimentos más recomendados en sustitución de aquellos que no lo son tanto.

Es muy importante tener presente que el estrés nocivo no se encuentra en el medio ambiente, sino que se trata de un estado interno de la persona

Hay otras medidas que, también sencillas, no son menos importantes que las expuestas como son: realizar una buena gestión de nuestro tiempo, delegando tareas, marcando objetivos concretos o aprendiendo a decir no; mantener actividades de ocio gratificantes, como leer un libro o hacer punto; cuidar el entorno de trabajo, manteniendo el orden y limpieza; hacer descansos intermitentes durante nuestra jornada laboral, sustituyendo un solo descanso prolongado por pausas más breves; fomentar las relaciones sociales positivas en nuestro entorno laboral, evitando las conversaciones destructivas sobre el trabajo o aquellas que sólo nos irritan o desgastan y hacer un uso saludable del sentido del humor.

El estar bien anímicamente nos ayudará a estar bien físicamente, al igual que el estar bien físicamente nos ayudará a estar bien anímicamente. Ello significa que podremos cuidar bien a los demás si primero podemos y sabemos cuidar de nosotros mismos.

Datos y conclusiones

Analizando los datos de aquellos profesionales que han asistido a sesiones de formación y a talleres prácticos de métodos de prevención del estrés, puedo concluir que:

  • Un 71% de los participantes no presentaban signos de estrés laboral (“burnout”).
  • Para 12,8% los marcadores estresores eran producidos por variables externas a su ámbito laboral como la muerte de algún ser querido, desestructuración familiar, desempleo, etc.
  • Y un 16,2% restante estaba sometido a algún factor de estrés. Un 82% de este último grupo de participantes manifestó que, tras haber adoptado el hábito de poner en práctica, al menos, dos de los métodos de prevención de estrés expuestos anteriormente, han experimentado una mejoría considerable.

Es muy importante tener presente que “el estrés nocivo no se encuentra en el medio ambiente, sino que se trata de un estado interno de la persona”.

No existen fórmulas mágicas para que gestionemos nuestro estrés; “el éxito” está en el cambio de nuestros hábitos y, como hemos podido comprobar, sencillas variaciones  pueden ser grandes aliadas para preservar nuestra buena salud.