La incapacidad para reanudar la rutina del trabajo tras las vacaciones recibe el nombre de síndrome posvacacional. Es frecuente culpar al empresario de cualquier problema del día a día. En cuanto a la calidad laboral, sin embargo, la pelota puede estar en el tejado del propio empleado.
Volver al trabajo después del verano puede requerir un esfuerzo imprevisto. La interrupción de nuestra actividad profesional a menudo nos pone en un estado de ánimo por completo ajeno a la realidad laboral. El regreso puede traducirse en estrés y ansiedad.
Pero tomarse la vuelta al trabajo con la actitud oportuna, entendiendo las circunstancias específicas del caso. Aquí tienes unos consejos para que tengas recursos ante una situación laboral que, por reiterada que sea, puede resultar complicada de gestionar.
Cinco sugerencias para mejorar tu calidad laboral
- Planificación. Un regreso sin baches requiere una buena previsión. Antes de irte de vacaciones saca un hueco para preparar la vuelta, poniendo fechas a los primeros meses de la rentré, para evitar improvisaciones y angustias.
- Innovación. Si encaras la vuelta como una circunstancia positiva, verás que es una ocasión magnífica para fijar nuevos retos y propósitos. Esto te ayudará a mantener la motivación alta y a encarar la rutina con un nuevo propósito.
- Reconexión. El calor humano es fundamental para una vuelta al trabajo exitosa. Intercambia anécdotas sobre las vacaciones y busca ratos para charlar con tus compañeros de faena.
- Bienestar. Mete el ejercicio físico en tu día a día y duerme un mínimo de siete horas. El movimiento físico no solo te pone a punto, sino que beneficia tu humor y frena el síndrome posvacacional.
- Realismo. En esta primera etapa del regreso, no te pongas objetivos imposibles de cumplir. Una aportación factible te permitirá combatir la presión y ampliar de manera progresiva la calidad y la cantidad de tu productividad laboral.
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